Ciclos vitales II: Balance y nueva entrega
Nicolás Villavicencio Tejo escribe nuevamente en Hiedra para comentar ahora la segunda fecha de Ciclos vitales, iniciativa de NAVE y Sala de Máquinas: un pequeño balance, los trabajos de esta segunda parte y algunas cuestiones sobre la curatoría.
Nicolás Villavicencio Tejo
Investigador escénico
Balance hasta aquí
Ciclos vitales ha entregado hasta ahora cuatro obras en formato digital vía streaming, las últimas dos semanas, a través del canal Nave TV en YouTube. Hemos presenciado cuatro intervenciones: ensayos de prueba e improvisación, diálogos entre tiempo y procesos, dando cuenta, además, de una propuesta curatorial acertada. La distinción en torno a qué es danza, qué es performance, etc., queda suspendida por breves momentos en estas transmisiones con final desconocido. Aquella distinción, Institucional y medio extranjera no parece estar en la mira de las curadoras, María José Cifuentes y Alexandra Mabes, quienes enriquecen el camino a medida que pasa esta narración vital. Nos proponen entrar en mundos que abren las posibilidades totales de lo escénico en cuanto ejercicio y búsqueda de lenguajes nuevos.
Es también espectáculo-imagen. En ese sentido, el registro ha sido pieza fundamental de cultivo artístico y cobertura. Ambos protagonistas, el espacio mencionado y su documentador, Bruno Torres Meschi que es, sin duda, otro pulso consistente en Ciclos vitales. Esto se manifiesta en el momento en que se ven condensadas y compactadas ambas entregas. El registro fotográfico visible en los días previos a cada data estrenada y posterior “subida” a las plataformas y redes digitales. Ahí se ha jugado también un lugar fundamental, proyectando imágenes y cuadros que sintetizan nuclearmente el suceso que se aproxima. Fernanda Ruiz, encargada de este rastreo, ha sabido dar cuenta del contexto vital que hemos estado transitando estos últimos dos fines de semana.
Podemos entrever hasta acá, que no ha sido necesario separar los orígenes de cada idea y decisión curatorial, ya que el camino siempre estuvo trazado a priori y en conjunto. Había que ir con paciencia a encontrarlo. Lo vital, finalmente, es la cadena de sucesos que permiten que esto sea posible. Por último, el acceso y disposición de los contenidos post estreno en cada caso, continúan abiertos en la red a quien desee rememorar cada capítulo, democratizando y trasladando estos contenidos a la comunidad con una señal clara de distribución del discernimiento artístico del cuerpo.
Ninoska Soto y Carolina Cifras aparecen en este segundo traspaso. La primera, proveniente de la Universidad de las Américas, de generaciones recientes con un interesante lenguaje y búsqueda. La segunda, procedente de la desaparecida Universidad ARCIS, de consagrada actividad artística con su primera obra, parte de la trilogía llamada 2010 (2009) que le significó una nominación a los premios Altazor.
Claro oscuro de Ninoska Soto
La pieza propone prístinamente las claves entregadas por el registro fotográfico de Fernanda Ruiz. Claro oscuro promueve el uso de elementos instalativos, parte de un entramado visual que construye su lenguaje, afortunadamente, sin conclusiones ni certezas. La expresión estética está sujeta a plantear reflexiones en torno a estos ejercicios performáticos que contienen dimensiones escénicas propositivas, que van desde los objetos dispuestos en la sala hasta el banco extraordinario de movimientos que Ninoska trae consigo.
Se exponen varias escenas acompañadas de un montaje muy amigable con los contenidos que hace de este video, como intersticio audiovisual, la propuesta más sólida y bastante dialogante con el formato video clip, considerando el exacto calce entre el diseño sonoro de Gabriel Miranda y el montaje de Bruno Torres.
Claro Oscuro es la pieza audiovisual más contundente también por la cantidad de opciones que el relato trae consigo. Ninoska Soto y la Cía. Pseudónimo, rozan también el acelerado rótulo de pertenecer a la potestad llamada “artes vivas”, pero también exhibe una notoria posibilidad de efectuar corporalidad desde el recóndito lugar de la técnica de la danza pura y dura, siendo siempre valiosa la idea de alternar cuerpos y objetos.
Ahora aparece Carolina Cifras…
Abruptamente en un habitáculo verde, con su rostro reflexivo. Arrastra consigo una raíz de árbol de abultado tamaño y las posiciona junto a otras dos raíces. Mientras tanto, comienza un acelerado beat filtrado, como un gran corazón latiendo. Es muy interesante cómo se trenza la espaciosa caminata de Carolina y cómo emergen los otros dos elementos sin decir agua va. Justamente, estos desconciertos en formato video se agradecen bastante ya que puntualizan el uso del espacio, mostrando pequeños fragmentos y explotando en planos abiertos que desnudan la escena en su totalidad.
Este trabajo, a diferencia del anterior, no tiene nombre alguno, lo que colabora con la apertura y confirmación de que esto es un ejercicio de sensaciones y perspicacias, de avanzar hacia una idea que reflexione sin límite de formato. La performance, finalmente, es el acto en vivo. No está fuera de lo que entendemos como “obra” y todo el dogma adyacente a las escuelas de danza locales. La performance contiene a todas disciplinas inclusive la expresión más básica del habla y la interlocución idiomática.
Carolina Cifras, con precisión, nos enfrenta a otra clave vital que excede lo que ya conocemos en su obra. Ahora sin nombre, solo con movimientos y objetos orgánicos que la acompañan. Da la impresión de un intento de permear el lugar con situaciones nativas que nunca terminan de encajar. El latido continúa presente. A pesar de mantener la misma fuerza y potencia, no tiene oscilaciones de saturación, más bien, entrega una ambientación tensa y ansiosa que Cifras maneja con absoluta calma. El cuerpo continúa buscando en este lugar premisas para desenvolver su crónica.
Cierre
Ambas propuestas, coinciden en ser ejercicios performáticos sin necesidad de estereotipar fórmulas y conductos regulares. Creen en la posibilidad de transcender lo escenográfico hacia lo instalativo, propio de las artes visuales. La danza como disciplina hace un viraje oportuno con propuestas jóvenes y con esto no hago referencia a la edad de sus participantes evidentemente.
Este viernes cierra Ciclos vitales con Nury Gutes y Carla Bolgeri. Están disponibles las dos transmisiones anteriores, en el canal de YouTube Nave TV y en los IGTV de Centro Nave y Sala de Máquinas.
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Imagen: Ciclos Vitales. Fotografía de Fernanda Ruiz @efe.ruiz