TOP

Editorial: sobre el inminente cierre de Revista Hiedra

De no mediar alguna política de financiamiento que nos permita hacer Revista Hiedra, este proyecto que cumplirá casi una década cerrará definitivamente.

 

Los últimos dos años no han sido fáciles para un amplio espectro de la población mundial. Económica, sanitaria, social, emocional y mentalmente la pandemia ha exigido a cada persona hasta el límite de sus fuerzas. A la fecha en el mundo hay más de seis millones de muertos por COVID19, el equivalente a casi toda la población de Santiago. Y si bien las cosas por fin parecen mejorar respecto al virus, hoy se hacen sentir las consecuencias financieras de las cuarentenas y el cierre de diversos sectores productivos, ejerciendo una presión desmedida sobre los hogares de millones de personas que deben asumir el costo de procesos inflacionarios, el desempleo, las precarias condiciones de trabajo, etc.

Esta realidad no es ajena a quienes hacemos y sostenemos este proyecto. Hemos logrado sobrevivir a la pandemia y recordamos con tristeza a los seres queridos que no corrieron la misma suerte los últimos dos años, pero hoy atravesamos una situación terminal como equipo humano detrás del proyecto de Hiedra. Como tantas y tantos chilenos, nos hemos vistos obligados a duplicar y triplicar nuestro tiempo destinado al trabajo remunerado para cumplir con el pago de servicios básicos, arriendos, educación de nuestras familias, pago de deudas, etc.

Durante 2021 esta exigencia comprometió severamente la producción de contenido de la revista, dejándonos solamente nuestro podcast HiedraFM. Pensamos que en 2022 esta situación podría mejorar, sin embargo, hemos debido paralizar el trabajo que realizamos en la revista, toda vez que nos hemos visto obligados a privilegiar por completo otros trabajos por sobre el proyecto.

Nacimos en 2014 como una revista digital dedicada al teatro. Desde un inicio ofrecimos una mirada sobre la crítica y la reflexión artística que marcó distancia con los grandes medios de comunicación. Esta mirada, bien recibida por la comunidad, nos permitió ampliar nuestra línea editorial para incorporar otras disciplinas artísticas así como también el campo de la filosofía, la política y la cultura. Este año cumplimos ocho años aportando contenido de calidad en todo lo que hacemos: desde el diseño hasta los artículos de opinión, críticas y entrevistas con diversos actores del medio. En nuestra revista tienen lugar todas las voces, desde un artista desconocido con su primera obra hasta la actual ministra de cultura.

Pero además de la generación de contenido reflexivo de calidad, hemos demostrado en cada instancia nuestro compromiso con lo que hacemos. Quienes nos conocen saben el rol que cumplimos durante 2019 cuando abandonamos los estudios de grabación. Del mismo modo hemos apoyado diversas causas y acciones orientadas al bienestar del campo artístico, como la creación e implementación del Ministerio de las Culturas y la esperada Ley de Artes Escénicas.

Y sobre esta última nos queremos referir: paradojalmente, aquel proyecto de ley que apoyamos y defendimos, hoy se ha transformado en nuestra peor aliada. Ya sea por su diseño o por la estructura del fondo de financiamiento que viene junto con la ley, hoy llevamos dos convocatorias de sus fondos concursables quedando sin recursos. En 2020 el argumento para quedar sin recursos de la línea de difusión, fue que se buscaba financiar proyectos nuevos. En 2021 fue peor: ni siquiera pudimos postular pues en sus bases se exigió la constitución de una personalidad jurídica para obtener un financiamiento exiguo cuyo tope eran 6 millones de pesos.

Y es que sencillamente un medio de comunicación no puede funcionar con un presupuesto anual de seis millones de pesos. El único modo en que eso puede ocurrir es a condición de precarizar a sus trabajadores. En efecto, en su minuto hicimos el cálculo de los honorarios y sencillamente da vergüenza lo que podríamos pagar luego de descontar los costos basales de operación: un sueldo mensual de 90 mil pesos (110 dólares mensuales), es decir, un cuarto del sueldo mínimo.

Entendemos que en nuestro medio muchas veces “hacemos la obra” igual pues queremos tanto nuestros proyectos, que estamos dispuestos a hacerlo aunque las condiciones económicas sean desfavorables. Pero por más amor al oficio que tengamos no se puede seguir validando la autoexplotación voluntaria.

Frente a este panorama tuvimos una serie de reuniones a inicios de este año para conversar sobre nuestro presente y futuro. Necesitábamos detenernos y saber qué hacer. En estas reuniones no fue fácil acordar la decisión que finalmente tomamos, del mismo modo que no es fácil publicarla, pero aquí está, esta es: de no mediar alguna política de financiamiento que nos permita hacer Revista Hiedra, este proyecto que cumplirá casi una década cerrará definitivamente.

La decisión final la tomaremos de cara a la nueva convocatoria de los fondos. Esperamos poder ver algún cambio que dignifique el trabajo que hacemos quienes nos dedicamos a la divulgación de la cultura y las artes. En lo inmediato continuaremos ejecutando las tareas críticas que nos permitan mantener funcionando el proyecto: mantención de servidor, gestión de redes sociales y HiedraFM. Sobre estos últimos dos puntos vale hacer un par de precisiones.

1. Durante 2022 no habrá producción de contenido nuevo en nuestro sitio web. Solo continuaremos haciendo nuestro podcast HiedraFM cuya temporada 2022 será la final. Durante ella no habrá entrevistas sino conversaciones entre las y los panelistas.

2. Nuestras redes sociales se mantendrán activas con una periodicidad menor. Durante el año publicaremos contenido “COM-POST”, una propuesta de “reciclaje” de publicaciones de diversos años con el fin de ser releído por nuestra comunidad lectora, invitando de paso a nuevos lectores que para la fecha original de publicación pueden no haberse enterado de esa entrada o del proyecto HiedraFM.

Estas son las condiciones actuales y esperamos de corazón poder pasar agosto.