Hospital del Trueno: problema de escalas
Las historias reales de los usuarios del Hospital de Talca son el punto de partida de “Hospital del Trueno”, primer montaje de la Compañía de Teatro La Cortina Roja, que se presenta hasta fines de abril en Teatro del Puente.
La puesta en escena comienza mostrándonos el espacio casi vacío. Tan solo unas frazadas dispuestas en el piso dibujan un cuadrado dentro del cual tiene lugar la acción. Siete actrices y actores (más el guitarrista en escena) murmuran en voz baja las indicaciones técnicas que da en cada función el Teatro del Puente: “estamos sobre un puente que tiembla, no se asusten, la salida de emergencia está a su izquierda”.
Mediante este lúdico gesto se presenta también a los personajes, todos vestidos de blanco con elementos como cascos, delantales o sombreros que ayuda definir su rol dentro de la situación establecida (“ella es Clara, una enfermera; él es un carabinero, un carabinero”), así como el contexto donde se desarrollará la acción: todos son usuarios del hospital y se encuentran en ese preciso minuto en la sala de emergencias esperando por atención médica.
Cada personaje tiene espacio para contar su historia particular, aunque la narración siempre retorna a la historia troncal de Silvia, una antigua paramédica del hospital que ahora requiere de atención. Ella, conociendo los vicios del sistema, echa mano a todos los recursos necesarios para ser atendida, a pesar de la apendicitis, el esguince y la constatación de lesiones de otros pacientes que llegaron primero.
De este modo Hospital del Trueno elabora un discurso estético -de fuerte presencia en el circuito local con obras como Minero 34, El milagro del jaguar o Tercera Fase- que busca establecer un contrapunto crítico (o derechamente expresar una denuncia) a partir de la exhibición y reafirmación de una identidad específica. Así, se presupone que la puesta en escena de aquellos sujetos que padecen/usufructúan del sistema, permitirá visibilizar efectivamente el agotamiento de los discursos políticos.
La única manera de obtener una solución es velando por el bien propio pues como afirma Silvia, “guagua que no llora, no mama”.
Esta tesis tiene resultados efectivos, aunque hoy genera dudas respecto a la profundidad y rendimiento que alcanza su crítica, pues, ¿qué es lo que se busca denunciar?, ¿para qué?, ¿qué se espera entonces que haga el teatro?, ¿es un medio más efectivo que, por ejemplo, la prensa independiente para visibilizar denuncias sobre problemáticas sociales?
En este caso se trata de una denuncia conocida: el sistema de salud público chileno es tan malo, que ha llevado a la deformación de los protocolos de atención hasta el simple principio de la ley de la selva. Esta ley, ficcionada en el devenir de los usuarios del hospital, refleja una de las tantas paradojas de nuestro tiempo: enfrentados a un problema sistémico de tal magnitud, la única manera de obtener una solución es velando por el bien propio pues como afirma Silvia, “guagua que no llora, no mama”. Y sin embargo, -y aquí la paradoja- esta extrema individualización suspende cualquier posibilidad de darle una respuesta en su propia magnitud al problema, haciendo que éste simplemente, se perpetúe.
Ahora bien, Hospital del Trueno elabora su propia paradoja al añadir un sensiblero final donde Silvia redime su presente evocando las memorias de sus inicios en el hospital. En estos recuerdos habita una mujer optimista y llena de ganas de trabajar en el servicio público, no la mujer fría del presente. Pero lo que se termina afirmando con esto es el exacto opuesto de todo lo que vino antes en la obra: aquella paradoja sobre la magnitud del problema de la salud pública, en realidad, se resuelve revirtiendo el proceso de desilusión que sufren los novatos al entrar en contacto con la realidad, que es lo que finalmente termina trocando su optimismo inicial en escepticismo.
Entonces todo pasaría por la voluntad del individuo, por lo que su disposición anímica no sería el reflejo de un problema que le ha superado en escala, sino la causa del mismo y la condición de posibilidad para resolverlo. Sin embargo, ni el escepticismo político ha cambiado estructuras, ni la fe (y el optimismo) han movido montañas. Estamos hoy, a -diferencia de la conclusión final de Hospital del Trueno-, justo al medio de un problema sin solución, una aporía que falta repensar antes de clausurar.
Ficha Artística
Dirección: Mariana Muñoz
Asistente de Dirección: María Paula Gutiérrez
Dramaturgia: Daniel Acuña
Elenco: Marcela Golzio, Ignacio Mancilla, Isabel Orellana, Ricardo Parraguez, Sebastián Pinto, Patricia Tejos, Pamela Lizama
Músico: Jorge Castro
Música Original: Nicolás Aguirre
Iluminación y Técnica: Eduardo Gallagher
¿Cuándo?
Mar, miér y ju – 20 hrs
Del 12 al 28 de abril 2016
$6.000 gral, $4.000 adulto mayor y $3.000 est
PREVENTA en línea: $3.000 (hasta el 8 de abril)
Boletería del teatro abierta 1 hora antes de cada función