País en Venta
Fuimos a ver “Terreno en Venta”, una obra protagonizada por Bárbara Vera y dirigida por Tomás Espinoza que muestra la vida de una actriz que decide dedicarse a la venta de viviendas. En la décima obra de la compañía Geografía Teatral, las desigualdades sociales, la inequitativa distribución de los terrenos y el cuestionamiento al modelo ideal de vida, forman parte de la obra.
“Hola, me llamo Bárbara Vera, soy actriz de la Chile y cuando me di cuenta de que mis papás tenían razón con la idea de que ser actriz iba a ser muy inestable económicamente, –y no quise estudiar 4 o 5 años de Ingeniería Comercial–, hice un curso para ser corredora de propiedades”.
Esto es parte de la introducción que realiza Bárbara, el único cuerpo que vemos en esta puesta en escena y que se hará cargo de mostrar, siguiendo un curso online de corretaje de propiedades, cómo la estabilidad de una sólida oficina que funciona como centro de operaciones, no necesariamente conlleva a la tan anhelada e indefinible “realización de la persona”, si no que incluso, te empuja sin cuidado a la anulación y estancamiento.
Pero Terreno en Venta no sólo cuestiona el curso de la vida de ciertas personas que deciden no seguir las convenciones establecidas para la consecución de sus objetivos, sino también la angustiosa conformación urbana del país. Gracias a este curso de e-learning y sus ejemplos didácticos –dictados por una voz en off con acento gringo/centroamericano- sabemos cuál es el porcentaje de tierra en el mundo, cuánta le corresponde a cada continente y cuánta es de Chile: una porción irrisoriamente diminuta en que habitan 17 millones de personas, no sólo mal distribuidas geográficamente, si no también socialmente.
Con el dinamismo e ironía entregada por una melodía que acompaña la escena a modo de soundtrack de supermercado, la aprendiz arma su oficina: todo lo que hay en ella es de cartón y está incluido, por supuesto, el KIT de KITS que entrega el curso online. De hecho, cada etapa está en un kit, incluido el ribete y el diploma virtual que hay que descargar para escribir uno mismo su nombre y plastificarlo, porque tenerlo en la pared detrás del escritorio “da más importancia”. Es cosa de sentido común, ¿no?
Lo desechable de la materialidad con que se arma el espacio, es un guiño no sólo a la obsolescencia de la actualidad, sino también a la inestabilidad de un país en el que no sabe cómo se llegará a siguiente día, y sin tener tampoco, tiempo para pensarlo. Todo ocurre, hay que cumplir y seguir. Mirar el futuro parece ser la consigna de un mundo que no aprecia el momento presente, y que incluso, crea las armas para ansiar, para hacer más necesario ese futuro: la instantaneidad de las redes sociales es una invitación constante a crear un futuro que, ni siquiera se sabe, llegará.
Otro detalle que te hace sentir parte de la realidad que muestra la puesta en escena es la utilización del propio espacio urbano en que se ubica el teatro. Se cuantifica el teatro, se muestra lo maravilloso de vivir “en pleno Parque Forestal”, la cantidad de plata que se puede obtener por metro cuadrado, lo cercano que está al circuito artístico, lo interesante del dinamismo identitario de la comuna de Santiago y un largo etcétera que obliga a reconocerse en ese discurso que cada uno se crea cuando quiere vivir en un lugar y pretendes que ganen los pros antes los contras. Esos beneficios imaginarios que el corredor de propiedades te ayuda a crear con lindas palabras y tecnicismos de mercado que te hacen sentir importante durante un microespacio del tiempo.
Es interesante lo que pasa con el cuerpo de Bárbara en el espacio. Se adueña de él, se ve la experiencia de la situación narrada en su cuerpo, como podemos ver en el momento en que debe vender cada parte de la ciudad: la descripción de cada comuna de Santiago la agota, no sólo por el esfuerzo físico, si no por el esfuerzo de extraer lo atractivo de cada lugar, sabiendo que hay algunos en los que nadie quiere vivir. A esto se suma el dejo de vergüenza de vender sueños que se sabe acabarán guardados en un crédito hipotecario de 30 años que funciona perfectamente como cadena perpetua con el sistema bancario.
Terreno en Venta muestra a la vivienda como privilegio, pero también como máscara social y angustia, la de tener que cumplir con estándares de vida establecidos y homogéneos en este, explícito, país en venta.[/vc_column_text][/vc_row]
Ficha Artística
Dramaturgia: Geografía Teatral
Elenco: Bárbara Vera
Diseño Escenografía: Carola Chacón Zuloaga, Magallanes Espinosa, Mauricio Espinosa
Vestuario: Carola Chacón Zuloaga, Bárbara Vera
Video: Javiera Espinosa
Fotografía: Len Hurtado
Diseño Gráfico: Sebastián Aguilar