Temblor, un solo para dos actrices: grado 0
Fuimos a Matucana 100 a ver el estreno del montaje “Temblor, un solo para dos actrices”, una puesta en escena que es resultado del trabajo de dos compañías participantes del Santiago Off 2016.
Temblor, un solo para dos actrices, es un montaje del Grupo dos Dois de Brasil, junto al español Vicente Sánchez, también participante de Festival Santiago Off 2016. El montaje pone en escena a dos actrices preparándose para el estreno de la obra “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant”. En el material de difusión presentado en Santiago Off sobre Temblor, se afirma que los personajes -dos actrices brasileñas que estrenarán la obra en Santiago- han presenciado un terremoto que las hace enfrentarse con la muerte.
Ahora bien, aunque en el título menciona a dos actrices, es el actor brasileño Léo Kildare Louback, -quien también dirige y co-escribe la dramaturgia junto a Sánchez, el que interpreta a una de las actrices, Lara, la joven diva. Su contraparte está interpretada por Carolina Correa, quien pone en escena a una actriz mayor que Lara, que siempre ha querido ser una chica almodóvar.
La puesta en escena comienza con una imagen muy interesante: los vestigios de un terremoto dentro de un teatro. Hay focos en el piso, torres de iluminación desarmadas, vestuarios y pelucas tiradas en el escenario, polvo por todas partes y dos cuerpos en el suelo. Una vez que comienza la acción, los cuerpos se levantan, revelan su desnudez y comienzan a danzar por el teatro en ruinas batiendo el polvo que tienen encima de su cuerpo por toda la sala en un guiño que se emparenta con la serie fotográfica Poussières d’étoiles de Ludovic Florent, donde bailarinas contemporáneas danzaban con sus cuerpos llenos de harina. Ahora, el vínculo entre ambos trabajos es algo que queda en duda, en vista que la cita es solo eso: una forma de poner en escena una imagen sin mayor vínculo ni desarrollo con el resto de la puesta en escena.
Esta primera imagen no guarda relación con nada de lo que pasa a continuación, es más, una vez vestidas, habiendo ordenado el espacio y ya dispuestas frente a frente para dar inicio al texto, parecen olvidar que hace minutos atrás la atmósfera propuesta era otra. El terremoto no habita ni en la dramaturgia ni en sus cuerpos, por lo que cabe preguntarse ¿por qué se construye la primera imagen y cómo se relaciona con el resto de la puesta en escena?
Al hablar portugués y español, el montaje hace una atractiva mezcla que obliga al espectador a estar muy atento a lo que se dice. Sin embargo, en Temblor, un solo para dos actrices, se hace difícil seguir los diálogos puesto que al actor que interpreta a Lara, casi no se le escuchan los finales de sus oraciones, lo que impide entender tanto su progresión dramática como la de su compañera, que debe contestarle. Esto provoca que no se traspase una idea clara de qué es lo que se relata en la dramaturgia y menos aún de lo que se pone en acción en el montaje.
Se suma a esto una serie de errores tanto en la iluminación como en la opaca proyección de la que no se logra ver nada en absoluto, agregados los cuarenta minutos de retraso para partir, se hace evidente desprolijidad del trabajo de la compañía.
Frente a esto, poco y nada pueden hacer las erráticas actuaciones de Carolina Correa y Léo Kildare Louback. Las acciones ejecutadas parecen ser improvisadas por los actores, y si bien la improvisación puede ser una herramienta, en esta ocasión parece ser solo falta de ensayo. Si a esto sumamos lo ya mencionado respecto a la imposibilidad de entender lo que se dice, ya sea por velocidad, volumen, articulación o acento, el resultado es sentirse frente a una obra que ha perdido su norte.
Al espectador, ahora perdido en la puesta en escena, no le queda más que reír cuando reconoce algún sonido en portugués que sea atractivo, aferrándose así a cualquier estímulo que lo saque del estado de confusión que genera la obra. La dirección, además, comete el grave error de olvidar la construcción del temblor. No vemos desesperación por haber despertado en un teatro en ruinas, la duda por lo que estará sucediendo afuera, ni el miedo por alguna posible réplica, entonces ¿por qué hablar de presenciar un temblor?
Por otra parte, el hecho de que una de las actrices sea interpretada por un hombre, es confuso, ¿Se trata de un ejercicio de travestismo o no? ¿Por qué un hombre actúa este personaje? ¿En qué influye dentro de la dramaturgia?
Respecto a la propuesta dicha por la compañía en su difusión, el Grupo dos Dois queda al debe. Aquí no vemos a Petra Von Kant, ni un intento por montar ese texto, ni tampoco el enfrentamiento con la muerte después de un terremoto. Entonces ¿cuál es el punto de encuentro entre lo que quieren mostrar y el resultado final?. De principio a fin, Temblor, un solo para dos actrices, es un intento por crear imágenes bellas en escena, reírse de las excentricidades de los teatristas -que por lo demás poco importan-, y estrenar una obra ansiosa, que no está en condiciones de estrenarse.
Ficha Artística
Dirección: Léo KIldare Louback.
Dramaturgia: Léo Kildare Louback y Víctor Sánchez Rodríguez (España)
Elenco: Carolina Correa, Léo Kildare Louback.
Diseño: Léo Kildare Louback.
Sonido: Marcos Frederico.
Música: Marcos Frederico, Léo Kildare Louback.