El Hotel: repetirse el plato
Fuimos a ver «El Hotel» el último estreno de Teatro La María, la emblemática compañía que cumple 15 años. La obra que nos muestra cómo pasan sus días los otrora cómplices, torturadores y asesinos de la dictadura en un centro de reclusión en la antártida, se presentará hasta fines de septiembre en Teatro de La Palabra.
En El Hotel, el más reciente estreno de Teatro La María en Teatro de La Palabra, cuatro viejos colaboradores, torturadores y asesinos de la dictadura viven sus últimos días encerrados en un centro de reclusión ubicado en la Antártida. En realidad, el centro más parece un hotel donde los viejos beben alcohol, ven tele y juegan ping-pong gozando de impunidad por partida doble: nunca fueron a parar a una cárcel común y su progresivo tránsito hacia la senilidad hace que la anhelada justicia nunca llegue por completo.
Quien haya podido ver Los millonarios de Teatro La María, inmediatamente podrá reconocer elementos en común entre ambas obras. En esta última, un delirante bufete de abogados de élite asumía la defensa de Erwin Cayuqueo, un mapuche sindicado como presunto autor del asesinato de una familia de agricultores en el sur. Los abogados en cuestión estaban dispuestos a defender al mapuche, pese a lo imposible de la tarea (dado que la estructura legal está pensada para que precisamente gente como él nunca gane) por nada más que saciar su sed de venganza contra la familia del matrimonio muerto, pues fueron ellos quienes los excluyeron de un negocio en favor de los chinos.
Ambas obras entremezclan recursos escénicos de un modo similar, orientándolos a la conformación de una estética frontal, desfachatada y a ratos delirante, que ayuda a develar otro delirio: el de la impunidad absoluta que rodea a quienes están en el poder. No obstante, habría que notar que en las últimas dos obras de La María, ha predominado una reflexión temática por sobre la experimentación escénica (nada del otro mundo, pero es este vínculo lo que ha destacado el trabajo de la compañía).
Ahora bien, hay algo en El Hotel que no ocurre del mismo modo que en su anterior obra y que afecta directamente su rendimiento crítico. En Los millonarios la vuelta de tuerca en el tratamiento del problema permitía visibilizar con mayor claridad y profundidad las distintas operaciones ideológicas de la élite en la construcción de su proyecto de nación, como por ejemplo, la que hay tras el relato patriótico, cívico y moral; nada más que la defensa soterrada de intereses sin credo, ni patria.
En efecto, la élite representada en Los millonarios vive bajo tales niveles de individualismo, que por sus intereses, está dispuesta a mucho más que el contrasentido de defender al subalterno, porque Cayuqueo es, además, mapuche. Ello lo convierte en un elemento doblemente problemático en tanto es pobre y representante de esa despreciable cultura de seres “genéticamente inferiores” que antes aborreció el colonizador y que ahora detenta como herencia la élite chilena.
En suma, la descarada e insolente representación de ese grupúsculo racista y clasista tanto como la representación de/la mapuche, desembocó en un interesante ejercicio que dio imagen a una sed de poder de algún modo inédita en sus forma (algo que hoy rentabiliza la serie House of Cards), y que puede vincularse con esa historiografía que busca -todavía contra el relato oficialista- dar cuenta de cómo desde siempre los procesos de conformación de identidad nacional han sido controlados desde arriba.
El Hotel, en cambio, es menos efectiva tensando el problema abierto, en buena medida, porque se aboca a la construcción de una ficción que, al exhibir la impunidad de viejos que constantemente se mean, se olvidan de las cosas y celebran sus cumpleaños una y otra vez, reproduce una mirada que suscita el consenso (y por tanto se vuelve sentido común), pues frente a la condena a los colaboradores, torturadores y asesinos de la dictadura, pocos se opondrán, sea por honesto ejercicio de memoria o por mera corrección política. Frente al conflicto mapuche, en cambio, todavía no hay acuerdo sobre algo, como por ejemplo, la postura debe tomar el Estado.
Así las cosas, El Hotel hace un doble juego de reiteración: por una parte reitera una condena social que en términos de rendimiento crítico, es considerablemente menos conflictiva (y por lo tanto menos relevante y trascendente). Por otra, reitera un procedimiento escénico que, precisamente por repetirse, resulta menos problemático, en el sentido de desplegar pocas preguntas para nuestro contexto de producción. El resultado final es la sensación de una expectativa no cumplida, al menos, no al nivel de su anterior trabajo.
*Crítica realizada durante la temporada 2016.
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Ficha Artística
Dramaturgia: Alexis Moreno
Dirección: Alexandra von Hummel y Alexis Moreno,
Elenco: Alexandra Von Hummel, Alexis Moreno, Rodrigo Soto, Manuel Peña, Elvis Fuentes y Tamara Acosta
Diseño integral: Rodrigo Ruiz
Producción: Daniela Jara