Los invitados: simple y práctica
En una nueva colaboración, Sergio Christian comenta «Los invitados», obra que se presentó en Teatro del Puente.
Por Sergio Christian
Un grupo de amigos celebra vísperas de navidad, comparten, cantan, comen y recrean escenas del rito navideño. Incluso Jesús está invitado a la celebración aunque, como es de esperar, no llega… o al menos no se le ve. Los que si llegan son los otros, Los invitados.
Precisamente este es el nombre de la obra –creación a partir de textos de Rodrigo García- que trata sobre una cena navideña en donde se van desarrollando, a través del lenguaje cómico, una serie de conversaciones y clips los cuales entrelazan y esconden ácidas críticas al sistema de relaciones sociales en el contexto socio-económico chileno actual, la banalidad del ritual asociado a conductas de consumo y la diferenciación de clases.
Son siete actores en escena que con acertada habilidad y manejo de la técnica actoral sostienen este políticamente incorrectísimo momento escénico cuya gracia recae en el carácter lúdico y dinámico con que se confronta al público, haciendo de la invitación a la reflexión política de los temas tratados, un ejercicio no solo llevadero y agradable, sino además, fértil.
No existe la necesidad de reír por obligación frente al chiste escénico, el lenguaje del montaje envuelve y no se detiene hasta el final de la obra. Es una hilaridad tras otra, cargadas de imágenes y situaciones propias de la conducta de una clase pudiente (a la cual se cita a modo de guiño, puesto que la referencia ofrece ciertas ambigüedades a partir del trabajo de personajes-arquetipo que concentran un cúmulo de características sociales), todo con el justo espacio para respirar.
Los juegos y detalles escénicos abundan, la energía actoral es potente y constante, dado que el espacio escénico es ocupado por el grupo entero a lo largo de toda la función. Y aunque el uso de un texto hablado, situado en un registro vulgar, pueda molestar a más de alguno, este factor no constituye un punto que disminuya el efecto de recepción, es coherente dentro de su propia manera interna.
Por ejemplo la escena en donde se despliega un cuadrilátero para que la dueña de casa se enfrente a la empleada, capitulada como “lucha de clases”, abre el tabú y otorgar nuevas formas de mirar dicha temática para aprehenderla, aunque el ejercicio de hacer literal la metáfora no sea particularmente original.
La ficción juega con el modelo de las cajas chinas. Se trata de minisecuencias dentro de una escena general que ayudan a completar el juego de la obra, otorgando matices e incitando al espectador a transformarse en un agente más activo en su propia experiencia como público, pues debe estar atento al juego entre la parte y el todo.
Incluso la iluminación tiene su propia escena, que, aunque no corresponden a equipos de alta tecnología, se suma a este lenguaje lúdico en un juego que acompaña al ritmo, vitalizando, convirtiéndose en un personaje más al ofrecer espectáculo en una especie de interludio para que los actores se cambien de vestuario, sin transformarse en un relleno aburrido.
Hay, por lo tanto una inteligencia en la utilización del espacio en Los invitados. Los elementos escenográficos y el vestuario mencionado anteriormente, que en el contexto de un teatro con pocos recursos cumple la tarea de sostener la imagen de la escena con creces, a pesar de que la materialidad es simple y práctica.
Hacer referencia al espacio de escenificación también es menester. Teatro El Puente, luego de una ola de sentencias apocalípticas en referencia a su inminente cierre por falta de recursos hace unos años, ve hoy un presente de mejor salud. Se están dando espacios para el teatro joven y emergente, existe una preocupación por dar cabida a una parrilla teatral de amplio espectro en cuanto a la naturaleza de sus espectáculos.
Ahora bien, retomando el tema central, Los Invitados concentra las posibilidades de un teatro misceláneo, que coquetea con los límites de un teatro visto por encima del hombro por su supuesta falta de investigación filosófica, o declarado “comercial” solo por entretener. Sin embargo, teniendo en cuenta el contexto de una problemática profunda, pero que se expresa de forma muy simple, a veces, la apertura y/o entrega a reír relajadamente dispone al cuerpo a un estado óptimo de atención.
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Obra vista durante abril de 2017.
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Ficha artística
Compañía La Insolente
Dirección: Xaviera González
Elenco: Daniela Fuenzalida, Mario Avillo, Victoria de Gregorio, Patricio Gecele, Miriam Faivovich, Aranzazú Muñóz, Francisca Traslaviña
Producción: Javier Escuti
Diseño Integral: Boris Chain
Diseño Gráfico: Juan Ignacio Viveros
Fotografía: Juan Hoppe