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O’Higgins: un hombre en no pedazos

Alejandra Araya fue a ver «O’higgins, un hombre en Pedazos» de la compañía Tryo Teatro Banda. La obra aborda la figura de un O’higgins más allá de la caracterización heroica con que se construyó el relato histórico de la Independencia de Chile.

 

La compañía Tryo Teatro Banda cumple 15 años de trayectoria y está presentando su última obra O’Higgins, un hombre en pedazos, dirigida por María Izquierdo en el Teatro UC. ¿Por qué “un hombre en pedazos”?, ¿cuánto sabemos de Bernardo O’Higgins? Tal vez no importe tanto que conozcamos a fondo su mandato durante el período tardocolonial de la historia de Chile, pero sí es importante percibir a aquel sujeto como un ser corriente, desconocido por su padre, refugiado en Inglaterra, inmigrante en el Reino de Chile, hacendado, militar, director supremo, político, exiliado y traicionado por la Logia Lautarina en medio de la independencia. Ésta es la lectura que hace Tryo Banda de O’Higgins, un hombre común que ha sido arrancado de las estatuas, calles, plazas y monedas.

La obra representa distintos momentos de su vida durante un período crítico: la inminente guerra civil entre criollos y realistas en 1813. Así, la obra comienza con la puesta en escena de tres actores del elenco que aún parecen no representar a algún personaje específico, sino que interactúan con un uniforme militar entre danzas alegres, desprecios y odio hacia aquel objeto. Podríamos pensar que el uniforme representa a O’Higgins, pero más que a él, a su recorrido histórico, a las “alegrías” que pudo dar a la sociedad chilena de la época, a los odios que generó en los Carrera o a los desprecios del pueblo oprimido durante su mandato.

En un contexto de guerra civil, Tryo Teatro Banda, muestra a O’Higgins como un hombre indeciso, temeroso de las traiciones, confiado y desconfiado, tenaz y cobarde, amigo y enemigo. La abdicación de Bernardo sería la acción fundamental para evitar el estallido de la guerra civil, solución que le habría propuesto la Logia Lautarina, pues las tensiones ya no sólo involucraban a criollos y realistas, sino también al pueblo.

Este conflicto está muy bien representado en O’Higgins, un hombre en pedazos, puesto que hay un personaje vestido con harapos que lleva una insignia tricolor en el pecho, con un ojo vendado y con un brazo mutilado, que se arrastra por el suelo clamando: “¡Viva don Bernardo! ¡Yo soy el pueblo! ¡Viva don Bernardo y la patria!”, pero también exclamando: “¡Asesino, mataste a Rodríguez y a Carrera!”. Este y otros personajes, como Ambrosio O’Higgins, el padre de Bernardo, aparecen y desaparecen en los delirios que no dan tregua a Bernardo, mientras permanece refugiado en su hacienda esperando ser restituido en el cargo de Director Supremo.

“El pueblo”,  Ambrosio, y Charlotte, una novia inglesa de Bernardo, se cruzan entre bailes, cantos y música al estilo juglaresco de Tryo Teatro Banda. Sus roles se muestran tan fundamentales como el de Bernardo, pues los diálogos entre él y su padre condensan consejos acerca del devenir de Chile y reproches sobre el desconocimiento a la paternidad. Charlotte viene desde el pasado a recordar la vida de ambos en Inglaterra y los suplicios amorosos que luego los atormentarían, entre la distancia y las convulsiones bélicas. “El pueblo” se muestra en un rol que funciona bien, ya que refleja una realidad histórica que deambula entre el fervor patriota y la heroización de Bernardo, al desprecio por su figura dictatorial.

Aquel estereotipo reconstruye las bases del patriotismo que podemos percibir hasta hoy en día, a modo de continuidad histórica, pero a la vez, reinventa otra representación no menos importante al poner sobre la mesa el carácter pragmático y movedizo de las sociedades, una conducta vigente hoy. Esta vigencia pragmática que deambula entre las necesidades, intereses e ideologías, posee una permanencia histórica en tanto la sociedad chilena sigue mostrándose ambigua respecto a la simpatización o la militancia política. Por poner un ejemplo, se puede prestar atención a la conducta que han presentado los pobladores con los partidos políticos, determinando su definición como sujetos populares/urbanos ambiguos y cambiantes respecto a la institucionalidad, sean organismos izquierdistas o derechistas. La representación de “El pueblo” en O’Higgins funciona de una manera similar, a veces, simpatizando con el conservadurismo ohigginista, a veces, rechazando la conducción de O’Higgins.

De esta manera, Bernardo y los demás personajes recrean los hechos de un pasado que es presente, sí, porque el pasado es repensado desde el ahora, desde nuestros intereses por bajar a O’Higgins de la estatua y subirlo al escenario como un ser humanizado, con sus miedos, frialdades e indecisiones. Tryo Teatro Banda no derrocará al enfoque hegemónico del imaginario ohigginista como el “prócer de la patria” intachable y libertador de Chile, pero la intencionalidad en reevaluar la mirada sobre él le aproxima a un tratamiento contrahegemónico.

O’Higgins no puede ser un hombre en pedazos. Tryo Teatro Banda recoge los jirones de este hombre que fue traicionado por la Logia Lautarina, que no volvió al poder como se lo habían prometido, que fue un guacho, dictador y exiliado, y tal como se pegan las piezas de un florero quebrado, reconstruye la representación de un hombre más que dejó registro en la Historia de Chile, sin mitificaciones ni heroísmos. Aquí lo central de O’Higgins, una obra que nos invita a registrar la historia con una mirada renovada.

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Ficha Artística

Dirección: María Izquierdo
Dramaturgia: Ricardo Larraín y Andrés Kalawski
Elenco: Daniela Ropert, Francisco Sánchez, Alfredo Becerra, Eduardo Irrazabal
Diseño escenografía y vestuario: Gabriela González
Diseño iluminación: Tomás Urra y Gabriela González
Asistente diseño:Tomás Urra
Apoyo realización diseño: Omaira Araya
Sonido: Julio Gennari
Producción: Carolina González
Asistente producción: Ignacia Goycoolea

¿Cuándo?

Funciones
hasta el 8 de octubre 2016

mier-sá 20:30 hrs

Lugar
Teatro UC