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¿Qué significa hacer teatro político?: a propósito de «Mateluna» y «RESISTENCIAS [diálogos con Peter Weiss]»

Dos obras insertas de lleno en la categoría de teatro político tuvieron lugar durante mayo en Santiago. Se trata de «Mateluna» de Guillermo Calderón y «RESISTENCIAS [Diálogos con Peter Weiss]» de Teatro Público. En esta columna, Alexis Acuña se pregunta por el gesto de resistir y hacer memoria a propósito de ambas obras en cuyo trasfondo parece habitar la obra de Peter Weiss.

Por Alexis Acuña Velásquez

El 2016 se cumplieron cien años del natalicio del dramaturgo alemán Peter Weiss, motivo que ha inspirado dos montajes chilenos presentados esta temporada en la cartelera teatral santiaguina. Durante la segunda semana de abril estuvo en la cartelera del Teatro Nacional Chileno (TNCH), en el marco de su ciclo de teatro chileno contemporáneo, Mateluna de Guillermo Calderón, y en el teatro del Sindicato de Actores de Chile (SIDARTE) estuvo hasta la semana pasada RESISTENCIAS [diálogos con Peter Weiss] de la compañía Teatro Público, última obra del ciclo de teatro político que albergó la sede del sindicato en Santiago.

El natalicio de Weiss, figura relevante del teatro político de posguerra en Europa sirve para que, a partir de estas dos obras que recogen su legado, nos preguntemos qué significa hacer teatro político en Chile, y si se quiere, qué significa en sí el trabajo teatral.

 La resistencia como objeto de reflexión y elaboración artística

Un aspecto que vincula ambas obras son las dinámicas autoreflexivas que las sustentan. Este aspecto tanto en Mateluna, como en Resistencias es lo que nos permite catalogarlas como obras metateatrales, un recurso dramático y teatral propio del carácter crítico del arte del siglo XX que permite que la obra debata sobre su propia materialidad y su proceso como dispositivo artístico, y junto con ello, el contexto con el cual dialoga.

La metateatralidad es autoreflexiva porque implica que la obra se desprenda de su carácter ficcional para enfrentar a la audiencia de manera directa con el discurso ideológico que busca hacer visible. Ahora bien, la pregunta sobre cuál es ese discurso en ambas obras está vinculada a la figura de Peter Weiss y en particular al concepto de resistencia.

En efecto, el resistir, es decir, el mantener un espíritu de no-sometimiento ante una figura (material y simbólica) que se ha hecho del dominio sobre un otro, es lo que en Mateluna y Resistencias se busca reconocer. Sin embargo, los procedimientos dramáticos y teatrales en estas obras varían en cuanto la forma con que se explicita.

Mateluna surge a partir de la detención y encarcelamiento de Jorge Mateluna, acusado de asaltar un banco en 2013. Mateluna, ex frentista, y colaboró en la elaboración de Escuela, obra de Calderón que muestra el proceso de enseñanza y aprendizaje de grupos de resistencia armada durante la dictadura militar chilena.

El vínculo entre ambas es directo y justamente la resistencia es el concepto que cruza ambos montajes. El contexto de urgencia que enmarca el montaje de Mateluna, hace que la obra lleve al extremo su necesidad de romper la distancia producida por su carácter ficcional. Es en este sentido, que la obra se vuelve autoreflexiva. Los artistas de Escuela se muestran ante la audiencia y retoman su discurso actualizándolo a las circunstancias actuales mostrando el proceso creativo de Mateluna. Con esto, la obra toma un giro y se vuelve un ejercicio investigativo con pruebas y evidencias, las que finalmente muestran las irregularidades y omisiones del juicio, concluyendo con la afirmación de la inocencia de Mateluna.

En el caso de Resistencias su título enmarca todo el desarrollo teatral. Efectivamente, la voz de la guitarrista de la banda que musicaliza en vivo la obra, presenta a la audiencia su espíritu y propósito, el cual consiste en un ejercicio indagatorio de lo que entendemos por realidad a partir de la revisión e importancia de la historia. Este mensaje, que funciona como prólogo a la obra en sí es fundamental, ya que articula el montaje de los diversos cuadros que, a la manera de un gran mosaico, presenta una «historia de la resistencia», tanto en lo que respecta al arte,  como a la lucha social,  presentando la resistencia como valor universal entre distintos pueblos. Estos elementos conforman la dimensión autoreflexiva antes aludida, ya que la obra evidencia su discurso y los propósitos que articulan el montaje.

Teatro y política: ejercicio de resistencia y memoria

Ahora, cabe preguntarse por el valor político que ambas obras representan. Nos parece que esta cuestión responde al vínculo que se puede establecer entre la resistencia con el concepto de memoria, el cual tiene gran presencia en el teatro chileno actual. En efecto, quien resiste lo hace desde la vereda del derrotado, y uno de los mecanismos del opresor para consolidar su dominio es el de borrar y hacer olvidar todo arraigo y sentido de pertenencia, tanto individual como colectivo del oprimido. En este sentido, Jorge Mateluna representa la memoria de quienes lucharon y entregaron su juventud a la lucha contra la dictadura, y a cambio, han sido criminalizados y marginados por los gobernantes de la democracia pactada.

Por su parte, el discurso anticapitalista de Resistencias busca, como el encuentro de los distintos pueblos en lucha que escenifica en cuadro, posicionar la solidaridad como concepto opuesto. Para ello, retoma el ejemplo de Peter Weiss y la resistencia de intelectuales y artistas frente al totalitarismo como ejemplo de memoria para el presente.

Asimismo, surge la pregunta sobre el rol del teatro en este contexto. Responderla es dar con la centralidad de la problemáticas planteadas. Podemos decir que no se le puede atribuir al teatro la responsabilidad de cambiar las condiciones materiales de la historia. Mateluna, sin duda, es una obra de denuncia, pero como el propio Calderón dijo, si Jorge sale de la cárcel no será por ella; en Resistencias el régimen de opresión de muchos pueblos no va a cambiar con el impulso de la creación artística.

Pero ante esta situación es que se exalta a la imaginación y su manifestación en el arte como un espacio donde el oprimido puede resistir. Por lo tanto, el arte, y el teatro en especial, representa un ejercicio de memoria, recuerda que nada ni nadie está olvidado y que en el marco de una reflexión sobre el sentido del teatro político, todo acto de memoria busca resonar en los conflictos del presente.

Imagen: «Hägringen» (1959), dir: Peter Weiss.