Iván Insunza escribe sobre el vínculo entre realidad y representación y cómo el real y lo real forma parte de la actual discusión de la relación entre teatro y realidad.

“El momento verdadero y definitorio del siglo XX es la experiencia directa de lo Real como algo opuesto a la realidad social cotidiana, lo Real en su extrema violencia como precio que hay que pagar por pelar las decepcionantes capas de la realidad”

Slavoj Zizek

Contexto: Realidad y realismos

Sabido: los conceptos circulan, dentro y fuera de la academia, se adelgazan y densifican en diversos usos prácticos y teóricos. Hay los irresponsables y los esencialistas en esos usos, sea como sea, hoy parece necesario atenderlos, resemantizarlos y, en definitiva, disputarlos. Aquí un breve intento en torno a las ideas de realidad, realismo, el real y lo real en la relación teatro y realidad.

Giorgio Agamben plantea que la noción de realidad se modificó a partir de la teoría de la relatividad. En términos sencillos diríamos que la realidad objetiva se retira para dar paso a una realidad relativa. Dicha relatividad es observable como paradigma de época en diversos campos del conocimiento. La primera consecuencia de aquello sería la ruptura de un esquema clásico entre lo que es real y lo que no.

En el campo de las artes podríamos pensar esta modificación también como una interrupción de la dicotomía clásica entre ficción y realidad. La mediación de la representación debería, por lo tanto, ser observada como un espacio de pugna y disolución de esa dicotomía. José Antonio Sánchez en su texto Prácticas de lo real en la escena contemporánea, se plantea, de hecho, no un recorrido por una irrupción alojada en la dicotomía, sino más bien, un derrotero en lo que podríamos pensar como una diversificación de la noción misma de realismo.

Si el realismo puede ser leído como un género que se propone la representación de la realidad, dicho en singular puede implicar procedimientos específicos en esa representación, sin embargo al pensar ese vínculo en plural lo que nos queda en frente es una variedad de estrategias de representación interesadas de diversas maneras en lo que se entiende por realidad. Hablemos pues de realismos y establezcamos cuales son las nociones de realidad y, sobre todo, cuales son las estrategias de representación en esos abordajes. La realidad le interesaba tanto a Stanislavski como a Brecht, tanto a Beckett como a Weiss, etc.

El real como irrupción fallida

Luego, habría que tomar ciertas precauciones al internarnos en ámbitos disciplinares específicos. Si bien podemos encontrar correlatos entre la historia de las artes visuales y el teatro, es necesario introducir aquí la variable que ubica al teatro, desde una perspectiva tradicional-histórica, como un arte que no se desvincula radicalmente de su imperativo ficcional, cuando lo hace corre el riesgo de caer fuera de sus propios límites disciplinares.

Entonces, el real, entendido como trozo de la realidad que ingresa en la ficción, parece suponer una potencia que, al interior de ese régimen de representación, propicia y persigue estrategias radicales en contra de su propio régimen. Dicho de otro modo, el teatro que ha sido siempre un “mentiroso” comienza a interesarse por la “verdad”. Esta exageración no pretende traer a discusión el estatuto mismo de la verdad, sino poner el énfasis en ciertos fenómenos de nuestra actual escena que parecen dar cuenta de un agotamiento del modo de representación, al mismo tiempo que de una intensificación del interés por el real, en tanto realidad.

El asunto que podría permitir pensar críticamente estas cuestiones es que en esos intentos resulta indiscernible su intención de lo que podríamos pensar como un régimen imperante en el mercado y los medios de comunicación, espacios donde por excelencia la promesa de realidad deviene mercancía. El imperativo de autenticidad del que habla Byung-Chul Han, la oferta de realidad instantánea de los noticieros coronada con la develadora consigna “está pasando, lo estás viendo”, la ya conocida estrategia publicitaria del “sé tú mismo” (más todo su correlato en redes sociales) o el implacable éxito del formato reality show.

Lo real como alternativa

Propongo, entonces, volver a poner la vista en el hecho de que buena parte de la eficacia del concepto y su circulación se la debemos a Jacques Lacan, a Hal Foster y al trabajo que se ha desarrollado en filosofía en torno a la idea de Lo real (Zizek, Badiou, etc.)

Si volvemos a esta noción, descubriremos que real y realidad no son equivalentes. Lo real sería precisamente aquello que ha quedado suprimido en la experiencia de la realidad. Dicho someramente: lo real sería el trauma, lo indecible, lo que retorna permanentemente sin que podamos tenerlo en frente para interrogarlo cara a cara. Lo real estaría en el punctum y no el studium, diríamos siguiendo los conceptos de Roland Barthes.

Si consideramos que, en el arte en general y el teatro en particular, los actuales intereses por el vínculo entre realidad y representación están dados, en buena medida, por un impulso de dar cuenta de la violencia, la historia, procesos políticos, genocidios, esta idea de lo real podría alumbrar buena parte de los problemas que surgen en este impulso de realidad. Lo real emerge entonces como lo otro y eso otro puede estar implicado incluso en la ficción.

Por lo tanto, podemos pensar en plural la idea de realismo para ampliar las nociones que vinculan realidad y representación, luego, un impulso por el real que intenta penetrar en los intersticios de un dispositivo específico de representación ficcional y, finalmente, un real otro que puede permitir interrogar la realidad y traer al frente precisamente lo que allí falta, lo real. El realismo de lo real es, por lo tanto, un realismo por fundar, un pendiente, pues, en realidad, el real de los realismos no es lo real.

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Imagen: Protagonistas de la Fama, primer reality de Chile.