HACER APARECER: Archivos de proceso creativos del Colectivo Arde
A propósito de los resultados del más reciente trabajo de Colectivo Arde, Catalina Osorio escribe este artículo que publicamos en Hiedra abordando los asuntos del archivo, memoria, proceso creativo y más.
Por Catalina Osorio
actriz e investigadora de la voz.
Trabaja como docente e integra el espacio
de creación e investigación escénica Proyecto Chrêsis.
Una obra es el resultado de un proceso de experimentaciones y decisiones que la hacen aparecer y componen su sentido en la relación con el público. Podemos decir que son múltiples los inicios y rutas que emergen de ese proceso creativo. Vamos al teatro y percibimos los efectos de la obra, pero no imaginamos, no visualizamos ni percibimos eso que la hace aparecer.
¿Qué hacemos cuando creamos? ¿Cuáles son los materiales, preguntas, referentes, impulsos, afectos, decisiones, estrategias que atraviesan los diversos procesos de creación de una obra escénica? ¿Cuáles son los saberes implicados? ¿Por qué es relevante resguardarlos y compartirlos? ¿Cuáles son las posibilidades del archivo para registrar esas huellas de la creación artística?
Hace algunas semanas Colectivo Arde lanzó en M100[1] su colección “Huellas de Creación: archivos de proceso creativos de compañías teatrales chilenas contemporáneas”. Colectivo Zoológico, Antimétodo, Niña Horrible, Teatro Container, Los Barbudos y Teatro Puerto son las colecciones que se pueden visitar en www.proyectoarde.org.
En ellas podemos revisar variados documentos que dan cuenta de la diversidad de materiales que emergen en un proceso creativo: bocetos, referentes audiovisuales, ejercicios dramatúrgicos, monólogos, entrevistas, fotografías, bitácoras, conversaciones, audios, preguntas, discusiones, perspectivas, bitácoras, sonidos, entre otros. Un registro abundante que evidencia que los materiales y estrategias de creación son infinitas e imposibles de estandarizar. Un archivo que invita a mirar esas múltiples rutas que se abren camino en un proceso de creación.
El ímpetu de Colectivo Arde de visibilizar estos procesos y sus materiales es más que la preservación de una memoria para su análisis posterior, pues tiene la particularidad de dar valor a los procesos de creación desde la perspectiva de sus autores. Todas las colecciones fueron elaboradas en equipo con las y los creadores de las obras, lo que las sitúa como ejercicios de análisis y reflexión del propio quehacer escénico. Esto es importante porque, si bien existen análisis teóricos en torno a estos procesos y sus estrategias, son menos los trabajos de archivo que implican a sus creadores en su proceso de construcción, quienes pueden observar, relatar y reflexionar en torno a dicho proceso en retrospectiva.
El valor del archivo es que excede lo vivo, dice Diana Taylor. En este sentido, el valor de archivar es manifiesto si pensamos en la memoria que se preserva a través de los documentos agrupados. Un archivo y la diversidad de documentos que lo componen funcionan como un ejercicio de memoria de aquello que se desea recordar, traer al presente, hacer aparecer. Los documentos que lo componen darán cuenta en el futuro de un espacio-tiempo específico y de una selección particular.
En este sentido, el archivo es también un ejercicio de construcción, y esto implica prácticas de observación, acumulación, yuxtaposición, agrupación, recopilación, reflexión –por nombrar algunas acciones-. Precisamente por esto, hay en el archivo una memoria situada, una mirada, un lugar, una posición desde la cual se observa y se archiva. Y este ejercicio implica un poder: el poder de componer, a través de sus documentos, un enfoque, un recorte, una perspectiva de aquello que se archiva y se desea recordar.
Además del ejercicio archivístico como memoria, la particularidad de los archivos creados por Arde es la valoración del proceso en tanto obra. Pero, ¿qué implica esto? La pregunta resuena especialmente hoy, cuando el teatro se encuentra en una debacle que es difícil de proyectar. Cuando no podemos enfocarnos en la creación, pensar los procesos creativos puede darnos pistas de cómo el teatro produce las acciones que lo sustentan. Estas acciones responden a la pregunta ¿qué hacemos cuando creamos? ¿la creación implica siempre una investigación? En el archivo de Arde podemos encontrar evidencias de los saberes y estrategias que circulan en la composición de una obra teatral.
Si bien no toda práctica investigativa tiene como finalidad una creación, toda creación implica una práctica investigativa para su composición, en tanto experimenta en la búsqueda de nuevas sensibilidades y afectos que se fuguen de nuestra relación habitual con el mundo. Una relación que está fuertemente anclada a la razón y la instrumentalización, y, por ende, a la oposición entre teoría y práctica. Ese es el valor del arte en tanto composición de sentidos: criticar desde sus procedimientos los afectos e imágenes que se generan en nuestra relación instrumental con el mundo.
Y precisamente, la relevancia de archivar y exponer los procesos creativos es preguntarse por esos saberes donde la práctica artística irrumpe como investigación de esas diversas sensibilidades. Debemos recordar entonces que la investigación para la creación no responde a la lógica científica tradicional, sino que tensa materialidades, moviliza comunidades, genera pensamiento encarnado, remueve nuestras potencias creativas.
Desde los cuerpos se intentan responder preguntas: ¿cómo desarrollar pensamiento en el espacio? ¿Cuáles son y cómo funcionan los referentes? ¿cómo se relacionan las distintas materialidades? ¿bajo qué criterios se relacionan? ¿Cómo se vincula lo técnico y lo creativo?
Estos saberes son modos de pensar desde la práctica, modos de hacer desde el cuerpo donde aparecen otros modos de vincularnos, conocer, criticar y componer el mundo: el cuerpo como agente cognoscitivo diría María José Contreras, un saber particular del cuerpo, diría Suely Rolnik, un modo de pensamiento encarnado, diría Fischer-Lichte. Podemos decir entonces que la importancia de archivar procesos de creación artística es que se exponen instancias donde la tradicional oposición entre teoría y práctica se desdibuja. Donde se subvierte la lógica racional.
Entendiendo el proceso creativo como un medio y la obra como su resultado y fin, quizá la pregunta más relevante es ¿qué visión del mundo implica valorar los medios y no el fin? La valoración de los procesos nos invita a mirar y reflexionar en torno a los saberes implicados en la creación de una obra escénica, en su manera particular de pensar el mundo. Esta visión de mundo -la de valorar los medios y no el fin- implica una política que se resiste al resultado como evidencia del éxito, se resiste a mirar la obra como un objeto de consumo y pone el foco en aquello que la compone y dará sentido en su relación con el público.
Las colecciones de Arde hacen aparecer las estrategias y materiales de composición de una obra para mirar en perspectiva esa creación particular. El valor de este archivo radica en que evidencia la diversidad de elementos que circulan en una obra teatral, y al mismo tiempo, la particularidad de las estrategias, saberes y decisiones que la componen, y, quizá lo más relevante, es hacer aparecer los proceso creativos para movilizar diversas comunidades en torno al estudio y práctica de las artes escénicas.
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[1] Lanzamiento en M100 en este Link.