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Cordillera: destinos imaginables

Fuimos a ver Cordillera obra de teatro que muestra la interna de cuatro condenados por delitos de DDHH en el recientemente reabierto penal.

¿Qué pasa por la mente de un viejo torturador condenado por la justicia? ¿Cómo vive el final de sus días? ¿Pretenderá sostener la negación de todos los hechos o mostrará algún tipo de arrepentimiento? Este tipo de preguntas surgen en Cordillera obra de teatro escrita y dirigida por Felipe Carmona y Francisca Maldonado, que nos muestra el devenir de cuatro reconocibles ex oficiales del Ejército procesados por violaciones a los DD.HH.

Buscando marcar distancia con la potente condena histórica que hoy recae sobre ellos –y presumiblemente también con cierto teatro-, la obra privilegia una ficción en clave cotidiana que muestra los momentos previos al anuncio del cierre del penal Cordillera, levantando a través de una puesta en escena convencional una realidad donde el gran tópico es la vejez (o el irremediable paso del tiempo) del cual se desprenden una serie de conflictos entre pasado y presente, lo viejo y lo nuevo, tradición y cambio, lealtad y soledad, etcétera.

Ello se evidencia tempranamente en la obra a través de sus personajes. Cada uno a su manera da cuenta de su paradójica relación con el presente, donde en última instancia parecen padecer las consecuencias del mismo modelo que décadas atrás impusieran: la colusión de las farmacias que encarece sus remedios, la sensación de una tradición que se diluye en el orden global que ya no los necesita y la evidente involución social encarnada en “Navarrete” el gendarme que no sabe escuchar a Chopin y que carece del buen gusto por el arte (aunque el animalismo de Fussli y el manierismo de Vos que vemos en los cuadros, sean buena parte de los referentes de la oficialidad -y por extensión, de la élite chilena-) están dentro del repertorio de lugares comunes de los condenados.

Pero la figura del anciano -que bien podría ser una caricatura que infantiliza la vejez-, acá no solo opera como contrapunto para ver el ocaso de las otrora figuras indiscutidas del poder, sino que también permite restar algo de fe ciega en el tiempo. Porque en la obra –y en la realidad-, los asesinos y torturadores justifican hasta el final de sus días el prontuario con el que cargan, aun cuando viven con el miedo a que las “guatonas con los carteles colgando” infiltren a alguien en el penal (sus pedicuristas, quizás) y los asesine. Poco importa si esta paranoia es indicio de alguna senilidad o si es fruto de la historia que se contaron para seguir viviendo. Que pase el tiempo y en ellos no cambie nada, es la mejor muestra de que en realidad el tiempo en si nunca ha sido garantía de nada.

Entre las fortalezas de la obra, la mayor es sin duda el rendimiento actoral. Luis Alarcón, Hugo Medina, Héctor Noguera y Jaime Vadell dan con el tono y el ritmo para modular la monstruosidad. Pero aunque siempre sea grato ver lo difícil hecho fácil, la previsibilidad de las situaciones dramáticas, el pronto agotamiento de capas discursivas, el discreto rendimiento crítico de las ideas puestas en juego y la larga duración de la obra, hacen ver en falta a la dramaturgia, a pesar de su aparente solidez investigativa.

Y ahí radica la debilidad de Cordillera: la distancia que toma para no reiterar la condena histórica, no impide la reiteración de una condena –a esta altura también histórica- para el teatro: su amor no correspondido por la contingencia. Porque es deseable que el teatro quiera decir algo a partir de lo que ocurre en su tiempo, pero volver a decir lo que ya hemos oído, abre una pregunta sobre en qué medida reflexionar sobre la contingencia en una época que busca la contingencia, no termina siendo un ejercicio no autoconsciente que tiende al vacío. Si es cierto que lo que se agotan son las ideas y no las formas, el cuestionamiento final que queda en el aire es si es que hoy podemos pensar un teatro, cualquiera sea, que reflexione ya no en la contingencia, sino acerca de ella.

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Ficha Artística

Dirección: Francisca Maldonado y Felipe Carmona
Dramaturgia: Felipe Carmona
Elenco: Luis Alarcón, Jaime Vadell, Héctor Noguera, Hugo Medina, Jordán Barra, Sabah Dababneh y Marcos Araya
Diseño Integral: Josefina Cifuentes y Natalia Morales
Diseño Sonoro: Francisco Campos
Registro Audiovisual: Rodolfo Abud
Realización de Escenografía: Carlos Mangas
Producción y Prensa: Ana Cosmelli

¿Cuándo?

Funciones
Del 2 al 31 de octubre
Mi-Sá 21 hrs

Lugar
Universidad Mayor

Precios
$6.000 gral.
$3.000 estudiantes

Actor, Universidad Mayor. Magíster © Teoría e Historia del Arte U. de Chile.