Agnetha Kurtz Roca Method: el método tras el método
Ana Luz Ormazábal, actriz y directora, compartió con nosotros el proceso investigativo tras «Agnetha Kurtz Roca Method», puesta en escena ganadora del Festival de Directores Emergentes 2015, que ya prepara su viaje a Buenos Aires para exhibirse en el recientemente inaugurado Centro Cultural Néstor Kirchner.
Mi primer proyecto de investigación como directora fue Concierto, puesta en escena nacida luego de de seis meses de laboratorio donde junto a un talentoso grupo de actores, bailarines, músicos y diseñador, nos preguntamos por la musicalidad del cuerpo y el sonido como generadores de un lenguaje escénico particular y de una experiencia sensible.
Estas preguntas, que luego articularon Agnetha Kurtz Roca Method, me acompañaron durante 2013 y 2014 en el desarrollo de mi maestría en la Universidad Royal Central School of Speech and Drama, en Londres.
Estando en el país de Shakespeare –el país de las palabras– tuve la inquietud de situar las preguntas en relación al sonido, donde la palabra hablada es la principal materialidad de exploración. Me sorprendí con la cantidad de idiomas que coexistían en un solo territorio. A pesar de que el inglés es la primera lengua, conviven más de 300 idiomas que al escucharlos y experimentarlos para mi emergían sólo como sonido, como un lenguaje desconocido que no comprendía.
Esta experiencia hizo que me preguntara por el desplazamiento del sentido al hablar. Hablo de desplazamiento pues lo que me pasó fue que al escuchar un idioma desconocido experimenté sentidos abiertos a ser completados por quien escucha.
Así surgió mi necesidad de investigar la musicalidad de la palabra. Ahora bien, ¿qué sería la musicalidad? “nuestra atención a los sonidos del mundo”, sostenía Adorno. Pero y antes de la musicalidad, ¿qué sería la música? “una simple organización de sonidos”, afirmaba John Cage: “el sonido no tiene tiempo para ninguna consideración; está ocupado con la performance de sus características”.
Posteriormente di con los estudios de una investigadora inglesa llamada Laura Cull sobre Artaud y su “voz destratificada”, es decir, la capacidad de la voz de entonar o pronunciar de forma alterada como vía de acceso a la ‘música’ tras el significado convencional de las palabras. Dicho proceso de alteración sería la condición de posibilidad para la emergencia de una nueva corriente de sentido tras la lengua hablada.
Mirar así la voz me permitió acercarme a los aspectos sónicos del habla, atendiendo antes que sus posibles significados, a la performatividad y materialidad del sonido.
Pero aún necesitaba un lente de análisis. Pensé entonces en la idea de Rizoma desarrollada por Deleuze y Guattari. El rizoma es una imagen devenida de la botánica, como una masa de raíces interconectadas que no tienen ni principio ni fin, sino un medio por el que crecen y se desbordan sin dejarse reducir “ni a lo uno ni a lo múltiple”. Y como cualquier parte puede estar conectada a cualquier otra, no hay subordinación jerárquica: cualquier elemento puede afectar e influenciar al otro.
Entonces, ya sin la idea de que el lenguaje fuera algo estático o anclado a un significado “fijo”, experimenté con el acto del habla como si de un tejido sonoro se tratase, generador de múltiples signos en permanente proceso de transformación, sin posibilidad de ser completamente objetualizados.
El resultado de todo esto fue una especie de desorganización del orden existente, que como lo afirman Deleuze y Guattari, iría «en contra de la empresa política que impone un sistema homogéneo del lenguaje’. Se abría entonces una nueva posibilidad: que el lenguaje pudiera constituir una acción escénica política particular.
Estas ideas fueron llevadas a la práctica escénica dentro de un proceso de laboratorio en el cual trabajé con la actriz chilena Samantha Manzur, compañera del magister y con Yunfei Shen, escritor chino. Los dos eran nuevos al idioma Inglés, lo que para mí significaba algo muy importante pues estaba en directa relación con lo que buscaba a través de la musicalidad del lenguaje y la fragilidad con la que ellos habitaban el idioma. Su inglés incompleto emergía como un tejido sonoro que se arrojaba a generar diversos sentidos.
AGNETHA KURTZ ROCA METHOD
Todo nuevo lenguaje hablado se expresa a través de la lengua madre, lengua que en su origen no utiliza toda la gama de sonidos que el aparato vocal puede producir. Es por ello que hablar otro idioma demanda la producción de sonidos poco familiares o derechamente desconocidos. Así, los “errores” que puedan cometer los extranjeros al hablar ese otro idioma no son arbitrarios, sino que más bien reflejan un inventario de sonidos, mediando una constante tensión del aparato vocal nativo intentando ser dominado por esta otra lengua.
Desde lo escénico esto significó un hallazgo muy importante pues los performers, al decir un texto, dejaban en evidencia sus identidades y su diferencia al ser el otro en un territorio que no les pertenecía. Sus acciones emergían como un intento de transformar su aparato vocal en un sistema sonoro extranjero. En cada acción vocal la audiencia asistía a un proceso físico de transformación que no tenía fin ni resultado, si no que se constituía como acontecimiento. Y fue en los “errores” de pronunciación que ellos aparecían, ahora luchando contra un idioma impuesto.
Para mí, ese instante, es el momento de la emergencia de una fragilidad, de una identidad y si lo llevamos al teatro, de lo dramático, del conflicto. Desde este punto el discurso de la puesta en escena se comenzó a articular, configurando frágilmente lo hoy día es Agnetha Kurtz Roca Method.
La investigación encontró piso en una idea muy simple: realizar una conferencia académica. Este contexto particular le otorgaba a la palabra hablada -principal materialidad escénica- un valor político en tanto ella es un mecanismo de poder para quién habla, haciéndola portadora de una aparente verdad, o al menos, su verdad.
A partir de esta idea es que nace el personaje Agnetha Kurtz Roca, interpretado por Samantha, quién leyó un texto escrito por mí a partir de teorías robadas, cuestionadas y sugeridas. Ese fue el momento en que encontramos el lugar de la puesta en escena.
Agnetha Kurtz Roca Metod nació con el objetivo de que los ingleses experimentaran como nosotros, chilenas y chino, los escuchábamos a ellos, como habitábamos su lenguaje, invitándolos a ellos a que habitaran el nuestro.
Al rehacer la puesta en escena para presentarla en Chile, surgió la idea de mantener el inglés como idioma global -y capitalista- por excelencia, incluyendo otro idioma que fuera representativo de una minoría. Ahí apareció el actor indio Manoj Mathai quien hace las veces de traductor de Agnetha, manejando un español más frágil que nuestro inglés. Entonces, Agnetha la chilena auto-exiliada consumida por el idioma inglés, y Patrick el precario traductor indio, son los encargados de exponer acerca del “Espacio Lingüístico”.
La situación está construida con humor. Ello no impide exponer problemáticas sobre la raza, el poder o el lugar de la representación, por nombrar algunos. Creo que el humor es un mecanismo de comprensión que permite experimentar más allá del puro entendimiento, haciendo aparecer no sólo la puesta en escena, sino que además una audiencia activa y participe.