Hasta hoy, la solidaridad y las muestras de apoyo al movimiento feminista ha tenido diferentes formas: gestos, declaraciones, performances callejeras, etc. Sin embargo, hubo una que nos llamó la atención: la decisión de tomar distancia, guardar silencio y no estorbar en el desarrollo de los acontecimientos por parte de varones en sintonía con la causa. La decisión recoge un un poco del espíritu de aquella frase de Martí respecto a aquel «que no tenga el valor de sacrificarse por lo menos debe tener el pudor de callarse«.

Entendiendo que esta decisión busca no entorpecer el desarrollo de los acontecimientos, nos generó ruido el tono bienintencionado y medio paternalista de la declaratoria. Descontado que hay que evitar «remar para atrás», ¿realmente es un gesto de apoyo solidario el callar? ¿es solidaridad declarar verbalmente un apoyo y ya?

Con estas preguntas en mente invitamos a la socióloga y doctora (c) en filosofía, Karen Glavic quien a inicios de esta semana dio esta entrevista tocando algunos puntos que se emparentan con nuestras dudas, pero además, las amplía, al pensar cuál debería ser el rol de la filosofía -pero también las artes y las humanidades- en el contexto del movimiento feminista:

«Es necesario introducir preguntas feministas, y a esta tarea puede darse cualquiera que quiera llevarla adelante, y esté dispuesto a desestabilizar no solo los saberes que quiere transmitir, sino que también su propio cuerpo en la transmisión. Que interrogue las maneras en que habitamos los espacios de elaboración del conocimiento, y también su propio lugar en el orden androcéntrico», afirma Karen en dicha entrevista. 

En la radio conversamos sobre la diferencia entre una política de mujeres y una política feminista, sobre la necesidad de intersectar este movimiento con variables como clase o raza (en el sentido de racismo), sobre el límite de sentido de los separatismos, entre otras cosas del movimiento feminista.

Atenti a la música de Simply Red y Jorge González.