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Ecdisis: hackeo a la relación danza-sensibilidad

Vesna Brzovic escribe en Hiedra para pensar, a partir de Ecdisis y su primera entrega Licuar, los modos de la danza en tiempos de virtualidad. 

 

 

¿Cómo integra la danza nuestro pasado reciente? ¿Cómo absorbe la escena, las condiciones de su propia contemporaneidad? Mucho se discute sobre la dificultad de fundar certezas sobre experiencias tan cercanas, no solo en el tiempo, sino también respecto de la manera en que las procesamos y resignificamos. Ya se ha dicho: los acontecimientos, las experiencias que hoy tienen un determinado valor y significado, cuando aun no han terminado de acaecer, revelan, con el tiempo y la distancia, ponderaciones y sentidos diversos y hasta opuestos de los originales extraídos cuando, aún parados sobre la coyuntura, no lográbamos ver la contingencia.

Hay un riesgo en intentar tejer estas experiencias y lanzarlas al escrutinio público en tiempos breves, desde donde no hay un punto de comparación. He allí el privilegio de las artes versus la historia, por ejemplo, donde el ejercicio de resignificación no utiliza criterios alineados a cierta objetividad, siendo los métodos y los resultados diametralmente diferentes.

En Licuar, el primer capítulo del proyecto Ecdisis_acciones para mudar de piel, del Colectivo Mundo moebio, el ejercicio artístico audiovisual tiene como punto de partida el Chile contemporáneo de los últimos tres años, el cóctel de estallido social y pandemia en el que estamos inmersos. De esta ecuación podemos leer inmediatamente la palabra crisis y con ella la necesidad de un rescate. LICUAR propone precisamente un rescate que va a abrazar la consistencia estética de sus recursos visuales, mixeando un embate ideológico de preguntas respecto del futuro.

La pregunta base que delinea el proyecto completo y que posiblemente veremos resolver en los próximos capítulos, hace referencia a la transformación que estamos teniendo como personas en esta crisis y hacia dónde se dirige esta transformación. Utilizando la metáfora del ecdisis, la muda de algunas especies en la cual renuevan su exoesqueleto, se instala también la pregunta sobre cómo mudamos las artes vivas hacia estos formatos digitales.

A partir de estas dos interrogantes, una pregunta interna sobre la disciplina y otra externa que compete a nuestra especie y su universo social, florece una amplia gama de imágenes y con ello de significados. Vemos desde una protesta en la calle hasta una reunión en línea del Colectivo; pasando por momentos en donde la naturaleza toma el protagonismo o donde hay una grupalidad danzante que estriba y percute.

Hay cuerpos que no son personas, pero si sujetos sociales que evocan cierta animalidad -y así aluden a ecdisis- y también aparecen cuerpos con su piel al descubierto que van orientados hacia el cambio, a provocar y descubrir las características de esa muda de piel.

Este relato audiovisual no responde al clásico inicio, desarrollo y final. Por el contrario, Licuar parece apostar por una narrativa de acumulación, en consonancia con una rutina de slides en redes sociales, o bien, familiarizada con la puesta Accumulattion (1971) de Trisha Brown, que entiende la acumulación como progresión, tanto de movimientos como de significado.

Mundo moebio monta una doble temporalidad que pareciera ir a contra mano: por un lado, hace alegoría a los tiempos actuales: tiempos frenéticos, que no se sientan a reflexionar, que accionan. Y por otro, se enmarca en la necesidad de comprender cómo estas cronologías de tiempos pasados, presentes y futuros van resignificando nuestros cuerpos y sus relaciones.

Queda en duda si la ecdisis o cambio de piel debiese ocurrir o no en los cuerpos de la obra, desde donde lo que lidera es el rendimiento tecno-visual, más que la performatividad de los cuerpos.

Aunque puede no ser un requisito dar palco a las cuestiones que plantea una reseña, si le daremos importancia a los significados que el cuerpo va a poner allí en acción. Para ello es necesario ver el proceso, acciones y momentos esenciales para entender ese recorrido como tal.

El frenesí nos hace ignorar al cuerpo, dejándolo atrás en pos del ritmo tecno-visual. Pero la danza aquí es proceso. Es un proceso de resignificación de las imágenes. Es acción tanto como resignificación y para que ocurra siempre debe pasar -necesariamente- tiempo.

A propósito de dimensiones disciplinares, es posible que la definición de un formato para este trabajo se acerque más a un resultado ecléctico que integra otras problemáticas que solo las que atañen a la danza. Haremos referencia a un “híbrido”, desde las propias palabras de una de las creadoras de Ecdisis. Pero si esta elección es una manera de mudar hacia un formato digital, puede ser interesante comenzar a pensar desde allí, con qué perspectivas se instala la danza: cómo se presenta la experiencialidad del movimiento de las y los intérpretes, desde qué lugar se piensa la duración del movimiento y cómo se constituye la dimensión performática del cuerpo.

Al fin y al cabo, en el complejo escenario de tomar posiciones respecto de lo disciplinar, se produce un hackeo acerca de los puntos de vistas desde los cuales hablar y pensar la obra, dando cuenta de que no solo las y los artistas son quienes deben adaptarse a una realidad cultural diferente y apremiante; sino también somos las y los espectadores quienes estamos frente a una muda, a un cambio de piel que nos arremete para resignificar los procesos sensibles de los que elegimos ser partícipes.

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Imagen: mundomoebio.

Investigadora de Danza y Bailarina. Pedagoga en Danza por la Universidad Arcis. Bloguera en @fusadanza. Actualmente forma parte de la Red de Trabajadoras de las Danzas y cursa la Maestría en Estudios Culturales de América Latina de la UBA.