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Tragedia latinoamericana: El poder del discurso frente al discurso del poder

Desde ÁGORA Brasil escribe Renato Mendonça sobre el espectáculo «Tragedia Latinoamericana» que se presentó en el Festival Palco Giratório de Porto Alegre, permitiéndonos ver un trozo de la historia reciente de Brasil. Traducido por Federico Zurita Hecht.

Por Renato Mendoça

Si hay algo que abunda en América Latina, son las tragedias. Sólo por mencionar algunas: la sumisión cultural a los grandes centros, condena a abastecer al primer mundo con productos básicos, malas prácticas en el poder público, desigualdad social que solo encuentra comparación en las posibilidades del continente, corrupción a escala industrial (o mejor, a escala de las grandes empresas). En el espectáculo Tragedia Latinoamericana, Felipe Hirsch denuncia esos males, pero evitando los lugares comunes, afirma con solidez y humor, y un poco de furia, que el poder está en quien ejerce la narrativa en diversas instancias.

Desde el comienzo de las cuatro horas del espectáculo, Hirsch muestra los dientes: los once actores –brasileños, chilenos y argentinos– encarnan estrellas de un club nocturno llamado Tropicana y mezclan el inglés y el portugués para avisar “It’s showtime”. Ellos identifican en la audiencia a invitados ilustres como Borba Gota, Paulo Maluf, Getúlio Vargas y Garrastazu Médici.

El escenario de Daniela Thomas y Felipe Tassara se compone de grandes bloques de espuma de poliestireno, que levantan o pavimentan en el escenario, una amenaza constante de ruina, un eterno construirse y destruirse. Los fragmentos de espuma que se desprenden depositándose sobre el escenario, evocan una célebre escena de la película Bye Bye Brasil (1979), hacen parecer que está nevando en la América Latina que ocupa el escenario del teatro Sesc Consolação.

Felipe Hirsch avanza en su propuesta de Puzzle (2013), en la que construye su texto dramático a partir de textos literarios. En esta ocasión se vale de textos de Glauco Mattoso (Brasil), Leo Maslíah (Uruguay), Guillermo Cabrera Infante (Cuba) y Roberto Bolaño (Chile), entre otros, para alertar: la narrativa es política, es la clave para un ansiado mejorar del Cabaret Tropicana…

En la primera historia, una niña evangélica discute con el enamorado y divide su culpa entre Iemanjá y la Biblia. La escena es un elogio al sincretismo. En la lucha por el amor, la muchacha se apodera, distorsiona, reinventa el discurso religioso que en principio la distancia de su enamorado. En otra historia, la primera narrativa de Brasil, de autoría de Pero Vaz de Camnha, se reescribe el día de hoy, pero parece que han pasado más de 500 años y aún seguimos en la colonia, solo que con más modelos de autos.

Tres escenas destacan. La primera, en que los actores se turnan al micrófono para contar la trayectoria del personaje Marilene, una narrativa tradicional y terrible que comienza por una violación, después un aborto, un filicidio, la prisión y la muerte. Imposible conocerla sin multiplicar los narradores, sin tomar en cuenta toda la narrativa de su vida. Y de nuevo el poder del discurso o el discurso del poder: la tragedia de Marilene solo será absorbida y valorada por nosotros en la medida en que la transformamos en palabras, preferentemente compartidas. La segunda escena muestra a un editor dictando una carta en francés, que es traducida en tiempo real al portugués y el español, aconsejando a un escritor latino a no emanciparse y pintar su pueblo como sugiere Tolstoi, pero usando el pincel de la metrópolis. Dicho de otro modo: usted está autorizado a participar de nuestro juego, siempre que obedezca nuestras reglas. En la escena en que un enamorado convence a su compañera que se prostituya para que ella finalmente tenga un orgasmo, lo político no es el campo de batalla, sino la relación entre los sexos: el hombre está intentando dominar el 100% de discurso erótico de la mujer.

En el pasaje más risible, Guilherme Weber encarna a un productor de TV que recluta a un ciego para ser la atracción de su estelar. La idea es que éste visite lugares exóticos usando camisetas provocadoras. Por ejemplo, “100% blanco” en un ambiente de negros, “100% agroindustria” en un campamento del MST… Weber rueda por el suelo y goza anticipadamente imaginando camisetas estampadas “100% heterosexual”, “100% Gloria Pires”… Este es el Brasil que gruñe, canta y es feliz: sin matices, sin medios tonos, 100% radicalizado.

Hirsch recurre a las venas abiertas de América Latina: el discurso político no es solo propio de parlamentarios y mandatarios. Político es todo discurso, y más político es si su uso cuando distorsiona, trunca, fabula. Para decir esto de forma clara, hasta un epígrafe cobra vida y se sube al escenario para destacar un conflicto que todos conocemos pero sobre el que evitamos pensar: ¿derrotada la tiranía de los injustos, quién nos librará de la tiranía de los justos?

La música sigue siendo uno de los principales elementos de los montajes de Hirsch, con Arthur de Faria en la dirección musical y arreglos. En la primera escena, la de la Revista en el club Tropicana, ya se marca el territorio. En lugar de acordes mayores y consonantes en la mejor tradición del mundo del espectáculo, lo que se escucha son disonancias, ritmos quebrados y notas que suenan descolocadas. Es el sonido de la tragedia latinoamericana, la marca de un continente donde las ideas están fuera de lugar, donde los discursos no calzan con la realidad, donde las apariencias engañan. Y engañan de nuevo y de nuevo.

La escena final de Tragedia latinoamericana se inicia con la desesperanzada canción “Agua podrida”, de Leo Maslíah, cuando finalmente todos se unen para, con mucho esfuerzo, organizar y apilar docenas de bloques sobre el escenario, viendo enseguida cómo su trabajo se desmorona. De nuevo. Como escribió Caetano Veloso en la canción “Fuera de orden”: “aquí todo parece ser una construcción y ya es una ruina”. Mucha agua podrida pasa debajo del puente de Latinoamérica antes de formar parte de nuestra narrativa. Tal vez por eso, el gran final es encaminado con brillante parodia de la sentimentaloide “Sabor a mí”. La letra de Maslíah no ambiciona poco: un día, toda esa gente bronceada de Latinoamérica será finalmente “gentil, pero no servil”.

GLOSARIO

Manuel de Borba Gato (1648-1718): reconocido como uno de los más importantes pioneros, dedicado a la caza de indios, y el descubrimiento de yacimientos de oro y de piedras preciosas. Su polémica trayectoria incluye acusación de asesinato y participación de disputas por la tierra y el poder central.

Pauli Maluf (1931- ): Político, empresario e ingeniero. Fue dos veces prefecto de Sao Paulo y una vez gobernador Del Estado Paulista. Candidato a la presidencia en una ocasión. Estuvo envuelto en varias acusaciones sobre corrupción y su nombre estuvo incluido en una lista de buscados por Interpol en 2010. Actualmente es diputado federal.

Getulio Vargas (1882-1954): Abogado y político, fue uno de los líderes de de la revolución del 30. Gobernó en Brasil entre 1930 y 1945, y entre 1951 y 1954. Es tal vez la figura política brasileña más importante, fue dictador y líder popular, garantizó los derechos de los trabajadores y dio inicio a la industrialización del país. Sin embargo, es responsable del período de represión política, especialmente durante el Estado Nuevo (1937-1945). Se suicidó en 1954, presionado por los movimientos militares que amenazaban con sacarlo nuevamente del poder.

Garrastazu Médici (1905-1985): Militar y político brasileño, gobernó el país entre 1969 y 1974, el período de mayor represión y censura de la historia nacional. Paralelamente, el régimen disfrutaba de altos niveles de aprobación gracias al llamado milagro brasileño, marcado por grandes obras como el Transamazónica y el Puente Río-Niterói, y el crecimiento económico.

MST: El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra surgió en 1984, con el propósito de luchar por una reforma agraria y exigir la redistribución de tierras improductivas. Entre sus estrategias se cuentan las barricadas en los caminos y ocupación de propiedades.

Ibope: Es una de las mayores empresas de investigación de mercado en América Latina. Su nombre se convirtió en sinónimo de audiencia.

Gloria Pires (1963- ): Famosa actriz de cine y televisión. En la época de estreno de Tragedia Latinoamericana, quedó en evidencia en las redes sociales por su desempeño cuestionable al comentar la ceremonia de los Oscar.