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La trágica agonía de un pájaro azul: descomunalmente minúsculo y grandioso

Alejandra Araya fue a ver «La trágica agonía de un pájaro azul » de La Niña Horrible, una obra donde la compañía teatral consolida una propuesta estética y discursiva única en el circuito local.

La compañía “La Niña Horrible” reestrenó su cuarta obra La trágica agonía de un pájaro azul en el teatro Camilo Henríquez, con funciones durante todo el mes de julio de 2017. Con la dirección de Javier Casanga y dramaturgia de Carla Zúñiga, y con un elenco de 11 actrices y actores -interpretando roles femeninos-, la obra llega a estimularnos en la butaca, con un trabajo que entremezcla la cruda realidad del rol de la mujer en sociedad y una estética neobarroca, convocándonos a visualizar una teatralización de lo cotidiano.

Nina, una mujer cuarentona que aún vive con su madre, abandonada por su pareja y desgraciada por la reciente muerte de Paula, su hija, es la protagonista de La trágica agonía de un pájaro azul. Su vida fracasada la ha llevado a decidir quitarse la vida y a contar aquella decisión suicida a su madre, Ema. Esta hará lo imposible por evitar que Nina se mate, planeando una fiesta sorpresa a su hija, programando una cita amorosa con un hombre, estrechando vínculos para que Nina tenga más amigas, ofreciendo comprar un pájaro -que era la mascota que había tenido Paula- y solicitando a una psicóloga una terapia para su hija, todo para que Nina vuelva a amar la vida.

Durante la puesta en escena, Ema y sus tres amigas planean estas actividades, incitando a Nina a aferrarse a la vida, escribiendo poemas que recitaban a Nina exclamando cómicamente “¡Si la vida es tan linda!”, preparando la fiesta sorpresa y organizando la cita con Rodrigo, un travesti. Al fin y al cabo, Nina era lo único que Ema tenía en su vida, también había sido abandonada por su esposo, de allí el empeño por evitar el suicidio de su hija.

Sin embargo, Nina se encuentra en una profunda desesperanza y mantiene su posición de suicidarse. El suicidio sería acaso, la única decisión que Nina tome por voluntad propia durante su vida, pues los roles de mujer bella, atractiva, madre, casada y amada, no le fueron un éxito.

Precisamente, estos “fracasos” se muestran como una problemática social en La trágica agonía de un pájaro azul, no sólo porque Nina no haya cumplido con aquellos cánones femeninos y maternales, sino también porque su decisión suicida la muestra como una mujer resignada y pusilánime, convirtiéndola en una figura que debía ser fuertemente castigada por la sociedad, dada su posición poco emprendedora y ambiciosa.

Esta tensión social que critica el status de la mujer bajo un sistema patriarcal, es uno de los principales argumentos que difieren del texto en el que se basa La trágica agonía de un pájaro azul, se trata de Night mother (1983), de la dramaturga estadounidense Marsha Norman. En aquel texto, donde también se crea la relación madre-hija tensionada por el suicidio de la hija, no se plantea una lectura crítica del rol de la mujer en sociedad, sino que se plantea más bien una reflexión sobre la paradoja de la muerte como una alternativa de vida: la hija era epiléptica, tenía un hijo que se había vuelto un ladrón de la peor calaña y su esposo la había abandonado por otra mujer. No obstante, ambos personajes femeninos compartían el infortunio y angustia en sus vidas.

Ahora, la espectacularidad de “La Niña Horrible” está en la fusión armónica que logran entre el argumento y el lenguaje escénico. En esta línea, es que la lectura de La Trágica agonía de un pájaro azul, puede comprenderse a través del neobarroco, y esto, se sostiene en varios elementos que componen la obra. Aquel estilo plantea una exageración de la cotidianeidad, creando parodia y una estética de lo grotesco. Todos factores presentes en la obra, en una articulación notable que logra una fusión entre la crítica social y la comedia con un estilo que, al mismo tiempo, exagera la transmisión de esa conjugación, pero que calibra aquellos límites.

El cuidado estético de La Niña Horrible es perceptible durante toda la puesta en escena, desde el maquillaje de los personajes a las gesticulaciones e histrionismo del cuerpo, sello plausible de la compañía, pues ya notamos estas cualidades en su obra En el jardín de rosas, sangriento vía crucis del fin de los tiempos.  Además, es necesario destacar que el uso del travestismo en La trágica agonía de un pájaro azul, hace una diferencia con las demás obras de la compañía, pues aquí se tensiona la crítica al patriarcado a través de este recurso de género.

El montaje, que ocupa de extremo a extremo y de suelo a cielo el escenario, muestra contrastes intencionadamente desproporcionados como por ejemplo el uso que se hace de la perspectiva para disponer las dos puertas de la casa de Ema y Nina; la puerta de entrada que está en primer plano es enorme y tiene una manilla igualmente grande, mientras la puerta que se ubica al fondo de la habitación, es exageradamente pequeña.

La trágica agonía de un pájaro azul es un trabajo elogiable, pues logra un ejercicio verdaderamente complejo; entremezclar un argumento sólido y una estética exorbitante con bases del neobarroco, construyendo una simbiosis que viene a consolidar la impronta de “La Niña Horrible” bajo un estilo propio.


Vista en su segunda temporada, junio-julio de 2017.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Ficha Artística

Dirección: Javier Casanga
Dramaturgia y Asist.de dirección: Carla Zúñiga
Asistencia de Montaje: Diego Cubillos
Elenco: Felipe Zepeda, Juan Pablo Fuentes, Coca Miranda, Carla Gaete, David Gaete, Sebastián Ibacache, Mario Olivares, Vicente Cabrera, Ítalo Spotorno, Maritza Farías, Claudia Vargas
Trapecio: Carlos Troncoso, Matías Keim
Diseño Escenográfico: Sebastián Escalona
Realización: José Miguel Carrera Diego Rojas
Diseño de Vestuario: Elizabeth Pérez
Asistente de Vestuario: Fran Pizarro
D
iseño de iluminación: José Miguel Carrera
Música: Alejandro Miranda

Voces: Elisa Vallejos