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Feos: reflexiones sobre el rechazo

 

Claudia Vanesa Figueroa vuela desde Perú para cubrir el Santiago a Mil y colaborar con Hiedra. Acaba de ver «Feos» y en esta nota reflexiona en torno a la belleza, el rechazo y el teatro de marionetas en la actualidad

Desde que el mundo es mundo, los humanos hemos sido seres que conviven en sociedad. Teniendo en cuenta nuestra irremediable necesidad de aceptación, ¿qué significa ser un rechazado?

Inspirada en La noche de los feos de Mario Benedetti, la compañía Teatro y su doble nos presenta la obra FEOS, escrita por Guillermo Calderón y dirigida por Aline Kuppenheim. En esta obra, a través del lenguaje de marionetas que caracteriza a la compañía, observaremos el encuentro ocasional de dos «feos».

Pero ¿qué es la belleza? Se dice que reside en zonas no visibles. Hume afirmaba: “la belleza de las cosas existe en el espíritu de quien las contempla”. ¿Cuánto de esto es verdad? Podría ser que cada tiempo y lugar establezca una propia convención de belleza, pero las personas con deformidades físicas difícilmente pertenecerán a los niveles aceptados según los estándares sociales. Entonces, ¿cómo se supera diariamente una mirada que te juzga? y ¿cómo sobreponerse a la envidia secreta que te genera la belleza ajena? La obra FEOS te invita a reflexionar sobre cuestiones como estas.

Un encuentro no buscado desata una larga conversación entre dos personas marginadas por sus notorias deformidades. Ellos, por primera vez, sienten que hablan con alguien que comprende su situación íntegramente: existe otra persona que ha experimentado el mismo rechazo. Juntos revelan la hipocresía que habita en actos tan cotidianos como una sonrisa forzada, amistades “caritativas” o, incluso, sexo por compasión.

La “belleza” o “fealdad” de las marionetas varía según su posición en el escenario. Por momentos, estos llamados «feos» no parecen tener deformidad alguna y pueden tener conversaciones cotidianas. Este constante oscilar entre lo bello, lo normal y lo feo, genera una dualidad que facilita la empatía e identificación. Es, además, un claro mensaje de que la imagen exterior no debería condicionar el modo de relacionarnos con otras personas. De esta manera, el espectador también puede proyectar sus propias inseguridades en el relato de estos personajes rechazados.

La obra tiene mucha oscuridad -figurada y literalmente-, por eso el personaje del mesero es un contrapunto aliviador. Agrega una comicidad no propia de este encuentro. También genera un referente “normal” u opuesto: el mesero no tiene ninguna deformidad, pero también se ve afectado por la angustia de las relaciones disconformes.

Hay, sin embargo, algo contradictorio en esta propuesta. Antonin Artaud, autor del libro El Teatro y su doble -por el cual la compañía chilena es bautizada-, sostenía que el teatro realista era ‘esclavo del diálogo’. Él plantea el uso de las marionetas como una estrategia para escapar del realismo. Pero en FEOS es precisamente el uso de marionetas hiperrealistas lo que vuelve a la escena dependiente del diálogo. Esto nos invita a reflexionar sobre si es aquí donde este lenguaje alcanza su potencial o si es quizá un despropósito, siguiendo el principio Artaudiano.

FEOS presenta un encuentro más bien estático, en el que el público observa de modo voyerista lo que estos dos seres carentes de amor harán cuando se les deje solos, sin sentirse juzgados o inferiores. Es una conversación con una atmósfera muy íntima, sumamente reflexiva, aunque, -lamentablemente-, sin mayores cambios de ritmo. Esta quietud prolongada genera la ilusión de que algo está próximo a ocurrir: mantiene al espectador suspendido en la sensación de una espera. Por eso, la pronta llegada del final resulta confusa, dejando un sinsabor respecto a los tópicos que levanta la obra sobre la belleza, la fealdad, el rechazo y la aceptación.

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Ficha artística

Autor: Guillermo Calderón (inspirado en el cuento “La Noche de los Feos” de Mario Benedetti)
Dirección: Aline Kuppenheim
Manipulación de marionetas: Aline Kuppenheim, Etienne Bobenrieth, Ricardo Parraguez, Ignacio Mancilla, Catalina Bize, Gabriela Díaz de Valdés
Voces: Francisco Melo, Roberto Farías, Aline Kuppenheim
Música original y banda sonora: José Miguel Miranda
Escenografía: Cristián Reyes
Vestuario: Muriel Parra, Felipe Criado
Diseño integral: Aline Kuppenheim
Realización marionetas y miniaturas: Aline Kuppenheim, Santiago Tobar, Ignacio Mancilla, Daniel Blanco, Vicente Hirmas
Animaciones: Aline Kuppenheim, Antonia Cohen, Camila Zurita
Dirección de fotografía: Arnaldo Rodríguez
Post producción: Renzo Albertini, Luis Salas
Equipo técnico en sala: José Luis Cifuentes o Alejandro Castillo o Raúl Donoso  – Tomás Arias o Benjamín Ortíz o Pablo Cepeda
Foto fija: Elio Frugone Piña (fototeatro.cl)
Producción: Loreto Moya (contacto)