Lo que pudo ser un gran momento para las artes escénicas queda solo en decepción y anhelos de mejor representatividad. Aquí una opinión sobre lo ocurrido el 3 de noviembre en Cultura Verdadera de La Red.

El pasado lunes 3 de noviembre el canal de televisión “La Red” emitió un capítulo de su programa nocturno “Cultura Verdadera” en el cual proponían plantear respuestas a la siguiente pregunta: ¿Qué es ser actor en Chile? Para ello, el programa contaba con 7 actores y actrices panelistas que aportarían desde sus experiencias personales y profesionales, Gloria Laso,Rodrigo Bastidas, Iñigo Urrutia, Willy Semler, Rodrigo Muñoz, Alejandra Herrera y Lorene Prieto. Siendo yo actriz, no pude evitar interesarme por lo que este programa podría aportar a la discusión de las problemáticas del oficio, que por fin tendrían cabida en un programa de televisión y mejor aún en horario prime.

Lamentablemente no obtuve más que decepciones. No solo pasamos por comentarios separatistas sobre teatro “para la gente” o “teatro para intelectuales”, o disparates como que a los actores les “da lata” llevar las obras a la plaza, sino que se desaprovecha el tiempo otorgado por un canal nacional para poner en la palestra temas serios e informar a las personas ajenas a las artes escénicas sobre las problemáticas presentes en el trabajo artístico que por cierto no solo afectan a nuestra área.

Temas tan valiosos como educación artística, proyectos de ley, circulación de dramaturgia nacional, formación de audiencias, pudieron estar presentes en la hora y cincuenta y cuatro minutos del programa pero ni siquiera fueron nombradas. Pero sí se habló de teleseries turcas, de  comedias como “Quiero matar a mi nana”, de tiempos pasados que no se pueden comparar a la realidad teatral de hoy y del hecho de que “ninguna comedia jamás se ha ganado un Fondart”.

A pesar de las desilusiones provocadas por esta supuesta “representatividad” del gremio, hubo alguna luz de esperanza cuando se habló brevemente sobre el exceso de escuelas de teatro y el efecto causado por las universidades privadas, o la precariedad laboral de los actores recién egresados, o la falta de cobertura para actividades y programas culturales por parte de los medios de comunicación, pero justamente cuando esto último comenzaba a proponer una discusión interesante como interpelación a los mismos medios, la dirección del programa decide ir a la pausa comercial.

Vayamos más allá de esto y pensemos ¿Quiénes son estos panelistas expertos y por qué no hablan de lo que debieron hablar? ¿Quiénes los convocan y por qué los presentan como los indicados para resolver la problemática propuesta por el mismo programa?

Creo que lo nefasto de aquél programa no fueron los comentarios de los invitados; sino que el culpable, si es que podemos culpar a alguien, es el canal de televisión y su equipo periodístico. Si la premisa de Cultura Verdadera es ser un espacio de difusión de los temas más relevantes a nivel cultural, ¿por qué no se invitó a la presidenta de SIDARTE (Sindicato de Actores de Chile)? ¿Por qué no se discute sobre el proyecto de creación del Ministerio de la Cultura y las Artes? ¿O la propuesta de Ley Sectorial para las artes escénicas? ¿Por qué no se utiliza el horario prime para instalar conceptos tales como formación de audiencias o exigencia de horas de calidad en educación artística dentro de nuestra sociedad? ¿Por qué no hay nadie que vincule la nueva reforma educacional con la falta de público en el teatro?

Lo más grave de toda la parafernalia de este capítulo radica en estas preguntas sin responder, en lo que el equipo periodístico de Cultura Verdadera, representado por el animador del programa Jean-Phillipe Cretton, considera la contingencia para las artes escénicas: tres notas aisladas sobre las teleseries más “choras”, la dificultad de ser artista y «morirse de hambre», entre otros varios lugares comunes, y actores que no representan, o por elección o por desconocimiento, lo que está sucediendo en la actualidad del gremio.

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