TOP

AZAR: del asunto creativo a la potencia política

Chery Matus, en colaboración esta vez con Alejandra Sáez, presenta su tercera entrega en relación al proyecto El cuerpo es presente, en esta ocasión, luego de improvisación e indisciplina, para pensar el azar y sus desplazamientos entre la creación y la contingencia.

Chery Matus
Pedagoga en danza,
performer y directora del proyecto ECEP

 

Alejandra Sáez

Creadora escénica,
Mg. en Estudios Culturales y Literarios Latinoamericanos PUCV,
Directora Encuentro Escenas en Contextos

 

A raíz de las reflexiones desplegadas desde el proyecto de investigación, surgen colaboraciones y resonancias que mantienen viva una suerte de resistencia activa en nuestras prácticas. Una de estas colaboraciones es la que compartimos acá y surge de la idea de azar en las artes escénicas, o cómo ésta y otras prácticas similares, develan caminos interesantes por donde esgrimir la contingencia.

Sin embargo, no podemos enfrentar una reflexión creativa sin intersectarlo con el difícil momento que atravesamos las y los artistas de las danzas independientes y de las artes escénicas en general en Chile. Sin ningún tipo de apoyo económico por parte del gobierno y el MINCAP, con total ausencia de parte de las autoridades, sin responsabilidades políticas por la mala gestión administrativa. Un panorama que atraviesa también estas reflexiones.

Sumado a lo anterior, los espacios, las escuelas y los centros culturales donde trabajamos se están cerrando, viéndonos obligados a sumarnos a la múltiple oferta en formato virtual,  formato que, dicho sea de paso, en cualquier momento colapsará, puesto que es imposible que soporte a todo un sector; ya sea por la cantidad de trabajadores desempleados y desprotegidos que buscan sostener una posibilidad laboral a través de este medio; como también, debido a la reducida accesibilidad que supone la participación en estas actividades.

Sabemos que esta crisis no es reciente, incluso antes del estallido social y el despertar de Chile, vivimos en una profunda nebulosa. La diferencia radica en que ahora nuestras actividades han sido suspendidas y, en suma, la presencialidad es un delito cuando no se trata de comprar en grandes tiendas y supermercados.

Las preguntas son múltiples y cada día la inseguridad permea las estrategias de creación, así como las posibilidades para seguir haciendo danza, teatro, performance y, a su vez, transmitir conocimiento y desarrollar lo pedagógico en este contexto. Entonces, ¿Cómo seguimos, pensamos, ideamos nuevos proyectos, nuevas fórmulas, nuevas maneras de estar juntas?

Estas preguntas llevan a encontrarnos con Alejandra Sáez -colega, actriz y directora escénica- con quien nos pusimos en ejercicio y, en conjunto, quisimos hacer un trabajo de reflexión por medio de una correspondencia virtual para abordar el tema del azar y su presencia en el campo de las artes escénicas. Eso es lo que acá, sin más pretensión que abrir caminos a la reflexión, compartimos en forma de ideas que se desprenden de nuestros estudios y prácticas.

Al comenzar nuestra correspondencia fue inevitable hacernos preguntas sobre el contexto. Queríamos propiciar una reflexión sobre el azar que estuviera vinculada a la actualidad y que las ideas que emanaran pusieran en crisis el paradigma político, económico y cultural actual. Desde ese lugar, surgieron interrogantes que nos abrieron puertas para pensar el azar.

Más allá de definir en concreto una poética o una metodología en específico, creemos que una práctica de la escucha, una práctica que se interrogue sobre el contexto, sobre nuestra presencia en éste, son motores para conectar con el presente y con lo que éste nos posibilita. Es desde ese lugar que la presencia, el cuerpo, la escucha, y un “estado presente”, podrían ser una forma de habitar el azar, de interpretarlo.

El azar bien podría considerarse como un acto de absoluto presente. Esto nos da la facultad de pensar dos cuestiones fundamentales del acto creativo. El primero: cómo usar la incertidumbre a nuestro favor, cómo tomar los elementos que tenemos para sublimar, transformar, transgredir, sin subyugarnos a las lógicas de poder y control. El segundo: cómo trabajar otra temporalidad que la del capitalismo, cómo construir otros relatos que empleen el aquí y ahora, generando acciones que se opongan al sacrificio permanente de cada momento de nuestro presente en pos de la promesa de un futuro que no llegará nunca.

Si bien esta perspectiva no nos entrega necesariamente las herramientas metodológicas para la creación, si nos da insumos para establecer una lógica del “disenso” en este momento de crisis. Pensando el disenso -desde Jacques Rancière- como la posibilidad de entender la diferencia, en tanto ideas, en tanto sentir, en tanto se pone en juego “el conflicto de diversos regímenes de sensorialidad”, como lo dice el autor en El espectador emancipado.

Lo que proponemos no se conecta únicamente con una forma teórica de abordar el presente, sino que propone más bien una sensibilidad relacionada a la racionalidad del cuerpo. Es decir, busca poner en el centro el ejercicio, la práctica, el desarrollo de una sensibilidad conectada con el mundo y sus simultaneidades. Ese estado de escucha y alerta nos permite habitar la poesía del día a día, percibir el movimiento invisible que conecta todo mediante un delicado hilo, percibir la emanación de acciones o estados inesperados, incluso en medio de la crisis.

Se hace urgente generar un cambio de paradigma respecto al cuerpo. Poner en tensión lo sabido o conocido, salir de la lógica de la funcionalidad, de la productividad. Partir del campo sensible y trabajar estados corporales de reconexión física a través de la alerta, de la escucha y la percepción como una forma de construir posibilidades creativas y de contribuir al cambio desde una dimensión sensible. De ahí que la presencia, la corporalidad, puedan ser una forma de entender el azar.

La contingencia nos insta a profundizar en estos aspectos, y encontrarnos a través de diversas investigaciones en torno a las artes vivas. Artes que se les piensa inútiles o con poca incidencia para la vida de las personas. Sin embargo, relevar esta inutilidad es politizar lo no productivo. Es reconsiderar lo efímero como un contra discurso fundamental para pensar otros modelos. Por ello, partimos de la idea de trabajar y relacionarnos con nuestro cuerpo y potenciar su desarrollo expresivo-sensible para incidir de manera directa en los campos, cuestión que permite o posibilita una existencia renovada y transformadora.

Con estas ideas, por supuesto, no pretendemos alivianar la terrible situación en la que nos encontramos ni mucho menos relativizarlas instalando como solución “una sutil práctica del presente”, sino, más bien, sumar rebeldía, darnos coraje, potenciar la fuerza para abolir el miedo, construir posibilidades en la crisis, para hacer. Eso es lo único que nos resulta necesario.

__

Imagen: Inti Gajardo. Proyecto CUADROSChery MatusXatarra Ensamble y Sergio Mora Díaz.