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¿Qué es el «Vale Cultura» la medida estrella de Piñera en cultura?

 

El programa de gobierno del candidato Sebastián Piñera tiene 192 páginas [1]. Solo tres de ellas están dedicadas al arte y la cultura. La primera medida del primer objetivo planteado en materia cultural promete implementar un Vale Cultura, es decir, un “pase cultural para cada joven que cumpla 18 años que permita financiar el 50% del costo de cada bien o servicio cultural que se adquiera con el vale” (página 174).

Fue Bárbara Negrón, directora del Observatorio de Políticas Culturales (OPC) quien dio cuenta en El Mercurio [2] de que esta medida ya había sido declarada como no factible durante la propia administración del ahora candidato, mientras Luciano Cruz-Coke era ministro del CNCA.

En efecto, mediante el documento “Análisis de factibilidad para la implementación de un sistema vale cultura en Chile” [3] publicado en diciembre de 2011, se analizan públicos, presupuestos, canastas de consumo e incluso, se proyecta un plan piloto en la ciudad de Viña del Mar con estudiantes secundarios y universitarios de entre 16 a 20 años.

Dicho documento señala entre las razones para no continuar con esta medida “el nivel de desinformación entre los jóvenes respecto de la oferta cultural” (209) y que la práctica del consumo cultural es “en algunos segmentos jóvenes muy limitada” (209). La primera razón parece más franqueable que la segunda.

De hecho, usando los datos disponibles gracias a la “Segunda Encuesta Nacional de Participación y Consumo Cultural” [4], el análisis dio cuenta de que el 33% de los encuestados no consumió ningún tipo de producto cultural durante un año, mientras que un 24% consumió solo un producto cultural, preferentemente un libro o ir al cine a ver una película. El estudio concluye entonces: “el 57% de la población está excluida del consumo cultural” (209).

Las razones para no consumir cultura son variadas. Una de las más marcadas sea cual sea el tipo de producto cultural (cine, teatro, un concierto o una exposición de artes visuales) es la ausencia de interés. De hecho, en el caso del libro se advierte claramente el desinterés por la adquisición y la lectura, lo que requeriría “campañas independientes o específicas para que tenga efecto el Vale Cultura” (209).

Pero incluso sin estas amenazas en el camino, aparecen otras que implican reorganizaciones monumentales de la producción cultural y del tiempo libre de las personas. Por ejemplo, que buena parte de los eventos culturales se concentren en el fin de semana causó preocupación en tanto uno de los efectos del propio Vale Cultura podría ser el generar más demanda de lo que la oferta sería capaz absorber (209).

Se requeriría entonces, una redistribución de la producción para que esta ocurra, por ejemplo, a lo largo de la semana. Descontado que el mercado no se toca, una reorganización “natural” no puede tener lugar si el tiempo libre de los sujetos es escaso. En 2016, Chile ocupó el quinto lugar en el ranking OCDE de países con más horas anuales dedicadas al trabajo [5]. Y esta es, de hecho, la principal razón señalada por los encuestados para no consumir cultura según la encuesta de 2009: la falta de tiempo (75).

Una última amenaza detectada a la hora de implementar el piloto fue la necesidad de “contar con la existencia de salas o centros que sean capaces de generar una oferta diversa orientada a estos segmentos de mercado” (209). Esto resultó especialmente crítico en el caso del cine, específicamente porque en cierto segmento predomina un interés por consumir “el cine norteamericano perjudicando la diversidad de manifestaciones” (209). Podríamos especular y pensar lo mismo respecto a las asimetrías a la hora de atraer audiencias por parte de centros culturales vs salas de teatro, ya sea por el financiamiento disponible, la capacidad de gestión o el tipo de programación, entre otros factores.

Asoman entonces al menos tres amenazas fundamentales que ya en 2011 echaron por la borda esta medida y que hoy, seis años después, no dan señales de haberse disipado. La falta de tiempo, la ausencia de interés y la hegemonía de cierto tipo de oferta cultural que tiende a anular su propia diversificación, hacen del Vale Cultura una dudosa propuesta, incluso algo populista, al decir del candidato de derecha.

Con todos estos antecedentes, la reedición de la medida no hace sino invitar a la sospecha respecto a la seriedad en la elaboración del programa de Piñera en materia cultural y respecto a su verdadero compromiso con el desarrollo cultural del país. Baste un último ejemplo para ilustrar el punto: el propio documento sugirió –en caso de seguir adelante- resemantizar la medida, es decir, cambiarle el nombre al Vale en vista de “la asociación con el actual modelo de ´vales recortables` o tickets físicos ya sea gratuitos o con descuento que se entregan hoy en día” (página 187).

Pero el candidato no acuso recibo. Tampoco el equipo encargado que cuenta con la experiencia de Roberto Ampuero, ex ministro de cultura de Piñera. Nadie se tomó la molestia de renombrar el proyecto no factible de otro modo, como para lucir algo más creativos e innovadores.

Si sumamos esta promesa a otras medidas como fundar un “Museo del Deporte” y un “Museo de la Democracia” (un museo negacionista concebido como contrarespuesta al Museo de de la Memoria y los DDHH), mientras al mismo tiempo se omite referencias concretas a un aumento del presupuesto destinado a cultura (sector integrante de las llamadas “economías creativas”, que aporta al PIB mucho más de lo que se invierte en él [6]), es dable pensar que si los tiempos mejores llegan, no serán para la cultura.

[1] https://storage.googleapis.com/spinera-bucket/Programa%20Sebastia%CC%81n%20Pin%CC%83era_hoja.pdf

[2] https://impresa.elmercurio.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2017-11-16&NewsID=530260&dtB=16-11-2017%200:00:00&BodyID=1&PaginaId=9&FileType=Video360

[3] https://www.observatoriocultural.gob.cl/wp-content/uploads/2014/05/02_informe-estudio-factibilidad-vale-cultura.pdf

[4] https://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2012/03/Segunda-Encuesta-Nacional-de-Participaci%C3%B3n-y-Consumo-Cultural.pdf

[5] https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2016/07/07/ocde-chile-el-quinto-pais-del-mundo-en-el-que-mas-horas-se-trabajan/

[6] https://www.cultura.gob.cl/actualidad/economia-creativa-en-chile/

 

 

 

 

Actor, Universidad Mayor. Magíster © Teoría e Historia del Arte U. de Chile.