HOMBREconpiesSOBREunaespaldadeNIÑO
Fuimos a ver «HOMBREconpiesSOBREunaespaldadeNIÑO» del dramaturgo Juan Claudio Burgos, una obra que desestructura el sentido de la realidad, y también, del teatro. La colaboración es de Jessenia Chamorro Salas.
“Si la gente quiere ver solo las cosas que puede entender,
no tendrían que ir al teatro;
tendrían que ir al baño”
B.Brecht
Por Jessenia Chamorro Salas*
La frase de Brecht resulta ser una buen comienzo al momento de hablar sobre una obra que produce al espectador tanto extrañamiento. El título ya es un punto de partida interesante de tomar en cuenta, HOMBREconpiesSOBREunaespaldadeNIÑO, un título que no da respiro, un título que ahoga, que asfixia, que resulta una síntesis del argumento central (y único) de la obra, ya que todo gira en torno a este personaje que recuerda, reflexiona, habla y habla sobre lo que siente/sintió cuando aquél hombre puso su pie sobre su cabeza, sobre su espalda, sobre su cuello, sobre su cuerpo…
Una obra que produce un extrañamiento sumo, que se entiende, logra comprenderse su argumento, pero que parece ser amorfa por la falta de estructura que posee. Cuando uno va al teatro, sobre todo en compañía de alguien que no es un conocedor de dramaturgia, pretende ver “teatro”, lo que se llama “teatro”: actos, escenas, cuadros… que se cuente una “historia”, una historia en el sentido convencional del término, una historia lineal sobre hechos ocurridos en algún lugar, en algún momento, llevadas a cabo por alguien.
Cuando uno va al teatro sin conocer de dramaturgia vanguardista, rupturista, conceptual, las expectativas que posee nos llevan a pensar que toda obra es como las que describía Aristóteles en su Poética, o que todas son como los dramas creados por Shakespeare. Sin embargo, no es así, cuando nos enfrentamos a una obra como HOMBREconpiesSOBREunaespaldadeNIÑO nos damos cuenta que todas esas expectativas se rompen, y dan paso a un asombro, extrañamiento y desazón que no se esperaba.
El argumento único es el siguiente: un joven se atormenta con el recuerdo de cuando un/unos hombre/s pisaron su cuerpo, humillándolo, violando sus derechos, masacrándolo. El dolor que (re)vive es físico, emocional y psicológico, asfixiándolo. El personaje niño/hombre se retuerce en escena, pintado de blanco completamente, asemejando quizá una estatua de mármol, solo un taparrabo le (des)cubre su cuerpo frente al público. Gime, grita, se queja, constantemente en un reiterativo monólogo que va contando lo mismo, una y otra y otra vez, uboróbicamente, en un ciclo de asfixia, desesperación, dolor y violencia infinita que se transmite a cada segundo al espectador, quien no haya el instante en que todo termine y se pregunta, ¿esto es una obra? Sí, es una obra, al menos esa respuesta intento encontrar tras haberla visto. Se trata por tanto, de una performance (más que de una obra en el sentido convencional) que pretende dar cuenta del horror, la crisis, lo in-decible, la violencia, el dolor de cualquier contexto en donde las víctimas han sufrido.
Este personaje, este ser-sin-nombre, este niño-hombre viene a representar al sujeto subalterno del que habla Spivak cuando se pregunta ¿Puede hablar el subalterno?, un niño que es subalterno del hombre que lo pisa, un niño/hombre subalterno de la sociedad, de la historia, del mundo. En esta obra los seres subalternos hablan a través de los gemidos, los gritos y la desesperación asfixiante del personaje, pues éste los dota de voz, los hace visibles en un argumento reflexivo, existencialista y sofocante sobre el dolor y la violencia que al no tener un contexto específico puede ser cualquier lugar, momento y situación en que un poderoso se ha aprovechado y ha vulnerado al más débil.
HOMBREconpiesSOBREunaespaldadeNIÑO me parece una obra extraña, incómoda, poco agradable de ver como espectador, no solo por la falta de estructura y de convencionalidad, sino además, porque la ruptura que contiene apela a que el espectador reaccione, salga de este estado de comodidad que implica ver una obra, genera una reflexión posterior interesante, que lleva a pensar en el contexto actual que vivimos en Chile, lleva a pensar en la dictadura, en las guerras, en los genocidios, en todo el horror que ha fabricado el hombre.
Como decía Brecht sobre el Teatro Épico, este tipo de obras permiten una reacción y un cuestionamiento en el espectador sobre su entorno, aunque probablemente ésta obra no sea considerada como “teatro político” en términos convencionales, pues HOMBREconpiesSOBREunaespaldadeNIÑO no es por ningún motivo, una obra convencional, sino por el contrario, una obra-performance delirante, asfixiante, sofocante, y errática, la cual lleva a cuestionarnos, ¿qué es el teatro? ¿Cómo se re-presenta el mundo y la vida en el teatro? Sin obtener una respuesta única y fija, esta obra no solo habla de incertidumbre, sino que también la genera.
Por último, en relación con la puesta en escena, cabe destacar el sustento que otorga la música, acompañando la reflexión del personaje, las luces que brindan intensidad y el énfasis necesario, y la caracterización del personaje como una estatua de mármol que como máscara griega representa el horror del mundo que contempla.
*Estudiante de Magíster en Literatura Latinoamericana y Chilena (USACH), Profesora de Lenguaje y Comunicación (PUC), y Licenciada en Literatura Hispánicas (UCHILE).[/vc_column_text][/vc_row]
Ficha artística
Dramaturgia: Juan Claudio Burgos
Dirección: Amalá Saint-Pierre
Elenco: Francisco Paco López
Diseño de escenografía e iluminación: Rodrigo Ruiz
Composición musical: Martin Saint-Pierre
Edición musical: Francisco Baquedano a.k.a MadTrip
Asistencia de producción: Erna Molina
Creación y Producción: colectivo Mákina Dos
¿Cuándo?
Funciones
Del 10 de octubre al 8 de Noviembre
Ju-Sá 20:30 hrs
Do 19:30 hrs.
Lugar
Matucana 100
Precios
$5.000 General
$3.000 Estudiantes y Tercera edad